Un lugar insalubre, infectado de cucarachas y con un calor insoportable en el que apenas se puede respirar. Es donde vivía hasta ayer Jesús Martín C. B., el presunto violador del parking de La Glorieta. Después de la alarma social creada, el Ayuntamiento que dirige José Ballesta decidía limpiar el lugar y trasladar al hombre a un centro de Servicios Sociales.

El hogar improvisado, en plena Muralla Árabe (un lugar protegido, por ser patrimonio), es también el lugar donde la mujer denunció haber sido violada por este indigente, natural de Lorquí. Violada, secuestrada y también víctima de robo: el sospechoso, según aseguró ella a la Policía, le habría quitado su móvil con el fin de que no avisase a nadie. Los agentes que arrestaron a Jesús Martín hallaron luego el teléfono de la víctima en los cartones entre los que hasta ayer vivía él.

El hombre alegó que las relaciones sexuales habían sido consentidas. También lo dijo ante medios de comunicación, entre ellos una televisión y este diario, ante los que hablío después de pasar por el Juzgado de Guardia.

La juez de guardia ante la que fue llevado después de que lo arrestase la Policía Nacional lo dejó libre, con una orden de alejamiento de su víctima. Fuentes cercanas explicaron que lo hizo porque las pruebas forenses no eran concluyentes. No obstante, no es la única agresión sexual que se le atribuye a este hombre.Ya fue denunciado en 2016 por otra mujer que le acusó de lo mismo. Él negó los hechos y se puso agresivo con el personal de Servicios Sociales que le atendió entonces.

Según ha podido saber este periódico, el hombre cobra una pensión de 485 euros al mes, debido a un accidente que sufrió en Madrid. Desde Servicios Sociales le han instado en diversas ocasiones a emplear este dinero en alquilar una vivienda. No obstante, Jesús Martín C. B. lleva años en la calle.

El hombre habría protagonizado otros episodios violentos anteriores de los que profirió amenazas a personas en centros sociales. Las concejalías de Seguridad Ciudadana y Derechos Sociales se ocupan del asunto.

Operarios de Cespa acudían ayer por la tarde a vaciar el hogar del indigente en el parking. Cuando lo hacían, él no se encontraba allí. Agentes de la Policía Local lo esperaron en la puerta para comunicarle que habría de dormir en un centro social.

Fuentes cercanas apuntaron que el hombre ha sido citado en varias ocasiones para que le atienda un psiquiatra de la Seguridad Social, pero nunca ha acudido. Asimismo, explicaron que se trata de una persona con antecedentes violentos.

Desde el Ayuntamiento apuntaban ayer que el aparcamiento no es un lugar para que viva nadie, y que Servicios Sociales, que desde hace años sigue la pista de este vecino, se ocupará ahora de él. En cuanto a la Muralla subterránea, el Consistorio estudia poner un metacrilato para proteger la zona y que no pernocte allí nadie