Cespa obliga a sus barrenderos a someterse a controles de alcoholemia aleatorios, con el fin de controlar que no acudan en estado de embriaguez a trabajar, tal y como indicaron trabajadores de esta empresa y confirmó la propia compañía a LA OPINIÓN.

A esta empresa adjudicó (hace muchos años) el Ayuntamiento de Murcia el servicio de limpieza viaria. Allá por el año 2003, la entidad Cespa fue comprada por Ferrovial, multinacional que opera en el sector de las infraestructuras.

Desde la empresa Cespa explicaron que la idea de hacer las pruebas de alcoholemia se puso en marcha a principios de año. Apuntaron que se trata de una medida enmarcada dentro del plan de riesgos laborales de la compañía, y añadieron que el comité de empresa la conoce y está de acuerdo con la medida.

En Cespa detallaron que todos los miembros de la plantilla son susceptibles de ser sometidos a la prueba. No sólo los que conducen vehículos a motor: también los que únicamente llevan carritos con ruedas para llevar la escoba.

En la compañía insistieron en que, con esta iniciativa, «no se va a buscar a nadie» ni se hace con el fin de amedrentar a los empleados. De antemano, se da por hecho que a ninguno se le ocurriría ir borracho a trabajar. Desde que se aplica la medida se han llevado a cabo alrededor de cincuenta controles a trabajadores. Todos han arrojado un resultado negativo, resalta la empresa.

«Cespa es el segundo operador en España en la gestión de servicios municipales de limpieza y residuos sólidos y líder en la gestión de residuos industriales», señala Ferrovial en su web.

Los barrenderos del casco urbano tienen que enfrentarse no solo diariamente a la recogida de una enorme cantidad de basura, sino, en fechas señaladas como el Bando de la Huerta o la Feria de Murcia, deben redoblar esfuerzos.

Algunos profesionales, descontentos con la medida

Acude un responsable de la empresa, alcoholímetro en mano, acompañado por un miembro del comité de empresa, es decir, un sindicalista. Conversan con el trabajador, que en esos momentos se encuentra en medio de su faena habitual, y le explican que la realización de la prueba de alcoholemia es obligatoria. Se la realizan allí mismo, en medio de la calle, en el jardín o donde quiera que se hayan parado. Cespa insiste en que se ha hecho alrededor de medio centenar de veces desde que empezó el año y nunca nadie ha dado positivo.

Sin embargo, la medida no convence a todos los trabajadores de la empresa, quienes, aunque nunca contemplan la opción de acudir borrachos a su puesto de trabajo, lo consideran una especie de invasión de su intimidad.

Y es que, explican estos empleados, entienden que sea importante controlar el nivel de alcohol en sangre de aquellos que, por ejemplo, conducen vehículos motorizados (los que recogen los contenedores por la noche), pero no terminan de entender qué hay que controlar en un empleado que sólo lleva una escoba.

Dejan claro que lo que hace Cespa es completamente legal. Algunas empresas, cada vez más, suelen practicar pruebas de alcoholemia y otras por el estilo, encaminadas a determinar si el trabajador está bajo los efectos de alguna droga o sustancia narcótica. La ley ampara al empresario en esto.