Luis Bermejo dejó ayer de pertenecer al Grupo Municipal Ahora Murcia, la marca de Podemos en el Ayuntamiento de Murcia, aunque no renuncia a su acta de edil y permanecerá en la Corporación como concejal no adscrito.

Bermejo arremetió contra sus dos excompañeras de grupo, Alicia Morales y María Ángeles Moreno Micol, con las que tiene «diferencias personales irreconcilables» y a las que acusó de haber llevado contra él «una purga al más puro estilo estalinista».

Bermejo ha sido el centro de la polémica desde que Ahora Murcia hiciera públicas sus relaciones societarias con algunos investigados por corrupción, como Joaquín Peñalver, así como con Gaspar de la Peña, consejero de Hidrogea, la parte privada de la empresa municipal de aguas Emuasa. El edil esgrime un informe del secretario del Pleno en el que rechaza que haya incompatibilidad, ya que estas sociedades llevan años sin actividad. La gota que ha colmado el vaso de la paciencia de Luis Bermejo fue el escrito dirigido el lunes, víspera del Bando de la Huerta, por la portavoz de Ahora Murcia, Alicia Morales, a la Alcaldía, solicitando la retirada de su dedicación exclusiva.

Bermejo justificó que no entregue el acta de concejal en que quiere «seguir contribuyendo a la construcción de un proyecto de izquierdas para Murcia, alternativo al PP», y en que pretende «seguir trabajando para la gente», un objetivo que, según entiende, no ocupa a las ediles de Ahora Murcia, «que se mueven por puros intereses particulares». Desde su nueva posición tratará de integrarse en las distintas comisiones informativas, para seguir haciendo oposición, y continuar con la dedicación exclusiva. Descartó integrarse en el otro grupo de izquierdas en el Ayuntamiento, Cambiemos Murcia.

También criticó al secretario regional de Podemos, Óscar Urralburu, asegurando que en el próximo proceso interno para renovar la dirección de la formación, previsto para junio, trabajará para que no salga reelegido.

Por su parte, desde el Grupo Municipal Ahora Murcia exigieron a Bermejo que entregue su acta de edil, «tal y como le ha pedido la militancia». Lo denominaron «concejal a la fuga» y consideraron que su actitud, «aferrándose al sillón y al sueldo, es una muestra más de la falta de respeto al código ético y a los principios que se mandataron desde la asamblea». «No cedemos ante los intereses personales ni a las ambiciones de nadie», concluye el grupo municipal.