Pegar a un agente de Policía sale barato. Es lo que denuncian desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP) en Murcia. Con apenas una multa se han saldado varias de las agresiones que estos profesionales han venido sufriendo últimamente, en especial por detenidos o sospechosos. Aunque el SUP admite que no ha habido un repunte exagerado de estos ataques, sí lamenta que, los que sí llegan ante la Justicia, acaben en una sanción.

La última vez que una agresión a policías trascendía a la opinión pública era el mes pasado. Cuatro agentes salieron heridos con policontusiones tras ser atacados por familiares de un detenido en la Comisaría de San Andrés. Todo comenzó cuando un joven fue pillado en Espinardo con droga encima. Lo llevaron a dependencias policiales para identificarlo, pues no llevaba documentación, y hasta allí se desplazaron tres de sus parientes, quienes, junto con él mismo, la empredieron contra los agentes. El resultado: golpes, amenazas de muerte e insultos varios.

El pasado mes de diciembre, tres personas fueron arrestadas en la pedanía de Cabezo de Torres por pegar a los policías que acudieron de madrugada a su casa, después de que unos vecinos se quejasen de que del domicilio salía demasiado ruido: la música estaba muy alta. En aquella ocasión, una veintena de personas arremetió de forma brutal contra los agentes. Sólo se detuvo a tres.

En noviembre, un motín en el Centro de Extranjería (CIE) se saldaba con nueve policías heridos, atacados salvajemente por quienes trataban de escapar del lugar. Usaron armas rudimentarias. Uno de los agentes fue apuñalado en el costado con una rejilla del aire acondicionado.

El portavoz del SUP en Murcia, Javier Monje, detalla que «no ha habido un repunte de agresiones, no se están incrementando», aunque en los últimos meses «sí se han producido con frecuencia».

«Sí pedimos a la Justicia que estos actos no caigan en la impunidad, porque muchos casos se solventan con 60 euros. No lo creemos justo. La integridad de un agente vale más de 60 euros», deja claro Monje.

En este sentido, señala que existe «una decepción por parte de los compañeros» cuando ven que, tras ser víctimas de una agresión, el responsable «sólo es sancionado». «Agredir a un policía no puede salir tan barato», hace hincapié. Preguntado por las medidas que se llevan a cabo ante esta brutalidad contra los agentes, Monje apunta que «se da cuenta a la autoridad judicial y ellos deciden qué pena les cae» a los culpables.

A este respecto, remarca que no entiende que todo se quede en una multa, dado que «el Código Penal de España castiga, incluso con penas de prisión, los atentados a la autoridad».

Despachando el asunto con una sanción económica irrisoria, «estamos dándole vidilla a estos agresores, que piensan: ‘Por 60 euros que me cuesta la multa, le meto tres tortazos al policía’», denuncia Monje.

El portavoz del SUP ahonda en la necesidad de «proteger a los que nos protegen, y que no caigan en el vacío estas agresiones», algunas de las cuales «son auténticas salvajadas».

Nueve heridos en el motín del CIE de noviembre

Desánimo entre los profesionales. «Un compañero fue apuñalado en el costado con una rejilla del aire acondicionado», contaba en noviembre el portavoz del Sindicato Unificado de Policía (SUP) en Murcia, Javier Monje, sobre el motín y la huida de internos que ocurría por la noche en el CIE de Sangonera. Monje explicaba entonces que, cuando los internos que escaparon eran localizados en las inmediaciones del centro, «se armaban con piedras para agredir a los compañeros. Se las tiraban para evitar la detención». «Los policías están desolados y no quieren trabajar allí», aseveraba el portavoz de esta agrupación. «Somos (la Policía) una institución pública que no cumple la Ley de Riesgos Laborales», lamentaba. En la imagen, un momento de aquel motín nocturno.