Lucía decidía poner fin a su vida la segunda semana de enero. Su madre, Peligros Menárguez, la encontraba por la tarde ahorcada en su dormitorio. El mismo día, el GRUME, dirigido por el inspector Alejandro Cruz, iniciaba la investigación y tomaba declaración a los padres. La familia de la menor, una niña que llevaba años sufriendo acoso escolar, tiene su confianza puesta en Cruz y en su equipo, a quienes agradecen el trato recibidio desde el primer día.

Carta íntegra de Joaquín García, el padre de Lucía:

No podía imaginar cuan rastreros podemos llegar a ser. Hasta esta mañana de martes, no daba crédito a lo que estaba escuchando, y el funcionario ha tenido que repetirnos las preguntas, por si el dolor de perder a una hija no fuese suficiente: además, hemos de escuchar las mentiras que se inventan para no reconocer sus errores y su incompetencia.El pasado día 10 nuestra hija Lucía se quitó la vida, no pudo soportar más el acoso al que había sido sometida. Con 13 años su vaso estaba lleno, lleno de insultos y agresiones que, por su carácter callado y prudente, no nos comunicó hasta que fue demasiado tarde. Llevaba todo el curso soportando a diario ese martirio, pero resulta que para sus profesores y educadoras, a pesar de comunicárselo, no era acoso. Eso dicen en los informes que han proporcionado a la Policía: el aislamiento al que se le sometió o era culpa suya, porque le gustaba tintarse el pelo de colores y por no querer participar en una absurda obra de teatro en la que pretendían que representara lo que le estaba ocurriendo y con quienes se lo estaban haciendo. ¡Qué brillante idea!No reconocemos el acoso, pero interpreta una obra sobre lo que te pasa para concienciar sobre lo que no debe ocurrir, pero no reconocemos el acoso; padeces agresiones físicas, pero no reconocemos el acoso; te insultan repetida y diariamente, pero no reconocemos el acoso; te ponen motes, pero no reconocemos el acoso; padeces todo lo que el protocolo requiere, pero no reconocemos el acoso. En el Instituto de La Cierva de Murcia no hay acoso, dicen que se ha iniciado el protocolo pero no hay acoso. Por eso la Consejería no está informada. Hemos de hacerlo nosotros cuando se nos niega el cambio de instituto por parte de la jefa de estudios, diciendo que han hecho todo lo que tenían que hacer y que la decisión de cambiarla de instituto «es personal»; seguramente lo fue, fue una decisión personal intentar llevarnos de allí a nuestra hija porque no podía más, porque, tras los días de expulsión de los acosadores, la situación era la misma y no quería ni podía ni debía soportarlo más.Fue una decisión personal solicitar ayuda en el centro donde estudiaba y fue una decisión personal, todavía no tenemos claro de quién, considerar que nuestra hija no estaba sufriendo acoso, fue una lamentable decisión personal fiarme de quien recibió mi denuncia y me aseguró que se ocupaban de todo.Rellenó la documentación, reconoció que el acoso estaba más que claro (ahora pasan por todas las clases negando el acoso). Fue una decisión personal intentar buscar el mejor ambiente y educación para Lucía, pero nos equivocamos: ni el lugar ni sus educadores eran los adecuados, ahora sus mentiras los delatan y se inventan actuaciones e iniciativas que no hicieron para justificarse.¡Hasta se han inventado el nacimiento de un bebé que no tenemos! Fue una decisión personal, todavía no sabemos de quién, que decidieran no reconocer que no supieron aplicar el protocolo, aunque, a lo mejor sí lo sabemos, la jefa de estudios gritó en la última reunión con los padres de alumnos: «Lucía no sufrió acoso porque lo digo yo».Lamentablemente, a pesar del desprecio que pueda producir esa afirmación, para Lucía ya da lo mismo. Serán las investigaciones del GRUME las que, espero, puedan arrojar algo de luz en esta oscuridad. Nos consta un gran trabajo por su parte: han tomado declaraciones a compañeros, amigos y conocidos de nuestra hija, y les agradecemos el trato recibido y la amabilidad con la que nos han solicitado las pruebas, las declaraciones realizadas y el respeto en todo momento por nuestra hija Lucía. Es una decisión personal confiar en su investigación y en la Justicia.Lucía encontró en el Instituto Cascales el apoyo que necesitaba, nuevas amigos que compartían sus aficiones, se incorporó al coro y participaba en programas de radio, pero no fue suficiente. Estaba demasiado afectada y se había creído los insultos que tanto le repetían: «Gorda» , «fea», «das vergüenza ajena», «quién se va a sentar con la lechosa», y de forma callada tomó su decisión personal, ojalá no lo hubiera hecho.Lucía, te queremos.