La historia de Valladolises es tan gloriosa y magnífica, que se diluye en el pasado más remoto, más lejano al conocimiento de sus habitantes. Si el año pasado conmemoramos el 75 Aniversario del Regreso de la Patrona de la pedanía, la Virgen de la Candelaria, a su camarín, en una nueva talla, este año conoceremos ese hito histórico, casi desconocido para los lugareños, pero que denota un momento de la historia de Valladolises digno de conocer, difundir y conservar.

En la finca El Zoco, entre septiembre y octubre de 1979 se llevó a cabo una excavación arqueológica, propiedad entonces de don Juan Martínez, donde se localizó la villa romana de Balsa Espín.

Se pudo saber que se encontraba en este lugar una villa romana del siglo I después de Cristo; se pudieron definir un complejo balnear de dimensiones reducidas, junto a una villa o instalación agropecuaria. En definitiva, Valladolises posee en este paraje un establecimiento termal, baño romano, tal y como podemos encontrar en la misma Cartagena (Carthago Nova), en la calle Honda.

Junto a ésto se encontraron platos, vasos, cerámicas, monedas, todas ellas romanas; pero lo más destacado es que se encontró una estatuilla de bronce, una figurilla de Mercurio, de unos 7 centímetros de longitud, representado de forma juvenil e imberbe, de pie, cubierto con el pétasos alado ajustado a la cabeza y con el cuerpo desnudo en la posición más característica de estas representaciones.

El complejo de Balsa Espín se describe como una serie de pequeños asentamientos romanos, en su mayor parte de carácter agrícola, que se diseminan a intervalos regulares en lo que hoy constituye el Campo de Cartagena, heredero del antiguo ager cartaginiensis.

Se trata de villas e instalaciones agropecuarias que se inician en época de Augusto, como parecen indicar las cerámicas halladas, y se concentran sobre todo en un arco situado entre los 10 y 30 kms. de la ciudad portuaria, con la cual se hallan estrechamente relacionadas a través de la vía que conducía hacia el interior del conventus. Es precisamente la proximidad a esta vía (la conocida Carretera Nacional, actual Autovía Murcia-Cartagena) lo que favorece una interpretación de los restos como de una mutatio que estaría situada en línea recta a unos 25 kilómetros de la ciudad, y donde tras una jornada de marcha se podría tomar un baño y descansar los caballos.

Posteriormente, y con el transcurrir de los años estos establecimientos romanos pasarían a convertirse en posadas, ventas, lugares para el descanso, el yantar y el disfrute, heredando el mismo sentido de los romanos, asentados siglos atrás en estos mismos lugares.