La existencia del Comedor Eustaquia -en el barrio de San Roque Calaverita de la ciudad de Concepción, en Paraguay-, en funcionamiento desde hace seis años, es posible gracias a la determinación de Marta Beatriz Cuellar, una ciudadana paraguaya de 35 años, residente en la localidad murciana de Javalí Nuevo desde hace una década; y gracias también a su esposo, a quien conoció en España al poco de venir aquí.

Y es que el dinero con el que se mantiene el comedor sale directamente del sueldo de ella, que destina el 10% de lo que gana a comprar la comida que allí cocinan y reparten las voluntarias.

Con el fin benéfico de mejorar la educación de estos pequeños del comedor en Paraguay, el pasado domingo se celebró en Javalí una comida benéfica a la que asistieron 98 personas, más 32 que pagaron el precio del menú aunque no asistiesen.

En el evento, amigos de Ecuador colaboraron de manera altruista llenando de color la fiesta con sus bailes folclóricos y sus actuaciones musicales en vivo.

Asimismo, algunos comercios que donaron premios para el bingo y las rifas que allí se hicieron.

Antes de salir de Paraguay, Eustaquia, la abuela de Marta Beatriz, le hizo prometer dos cosas: «Ayudarás a los tuyos y honrarás a nuestra señora la Virgen de Caacupé en la distancia». Hoy la abuela de Marta Beatriz no está ya entre nosotros, pero desde donde quiera que la pueda mirar puede hacerlo orgullosa. Su nieta todos los años hace una celebración con sus familiares y amigos en honor de la Virgen.