Bajo un sol resplandeciente, poco habitual para un mes como este, más de cuatrocientos civiles vestidos con sus mejores galas se preparaban para jurar fidelidad y besar bandera. Hombres y mujeres de todas las edades esperaban nerviosos el momento.

En un escenario tan emblemático como es a la puerta del ayuntamiento de Murcia, la ciudad era por primera vez en su historia testigo de la jura de fidelidad a la Bandera organizada por el Ejército del Aire, y celebrada así con motivo del 750 aniversario del Concejo de Murcia y la reciente Fiesta Nacional. El acto fue presidido por el alcalde, José Ballesta; la consejera de Presidencia, María Dolores Pagán, y el coronel director de la Academia General del Aire, Juan Pablo Sánchez de Lara.

La jornada comenzó, entre un silencio solemne del público y los alumnos presentes del Ejército del Aire, con el himno nacional. Al acabar de recibir las novedades y pasar revista, por la megafonía sonó una voz firme que preguntó a los participantes: «¿Juráis o prometéis lealtad a la Ley y a vuestro Rey? ¿Estáis dispuestos a entregar vuestra vida en defensa de vuestro país si fuese necesario?». Le siguió, casi sin tiempo de tomar aire entre cuestión y respuesta, un «Sí, juro», dicho al unísono y casi resultando atronador, de los aludidos. Uno a uno, encabezados por la Reina de la Huerta y sus Damas, emprendieron el recorrido que les separaba de la firmar que sellaba el pacto aceptado, un beso a la Bandera.

«Es una ocasión que llevaba esperando casi toda mi vida. Siempre he tenido una espina clavada en el corazón por no poder ser militar y, por ello, he decidido participar. Es una forma de ofrecer mis servicio y mostrar mi lealtad a la patria», contaba emocionada María Pérez, que no sólo mostraba su pasión con sus palabras sino que también vestía con gorro de la Legión.

Durante este emotivo y simbólico gesto, la banda de música de la Academia General del Aire amenizaba el momento que tanto significado tiene para los participantes. «Es la segunda vez que hago esta promesa», admitía orgulloso un caballero ya veterano en este tipo de ceremonias, «es una satisfacción y una emoción poder jurar lealtad a mi país».

Al final del desfile de los civiles, el coronel Juan Pablo Sánchez tomó la palabra. Agradeció a todos los «españoles de bien» su participación y señaló que habían realizado un acto de «heroísmo». También recordó a todos los caídos que dieron su vida en defensa de la patria y, en especial, al que daba nombre a la avenida que acogía la ceremonia, el teniente Flomesta.

La Bandera estaba siendo recogida cuando apareció la esperada Patrulla Águila surcando los cielos para pintarlo con los colores de España. Pero, el broche final lo puso el desfile terrestre del Ejército del Aire y el sonoro aplauso de los testigos del pacto.