El joven rey romántico visitó la capital y antiguo reino de Murcia en dos ocasiones. La oficial, que nos ocupa, en febrero de 1877 y la forzada, por la catástrofe de la devastadora ´Riada de Santa Teresa´ (15-10-1879). Aunque en 1879 se gana el corazón de los murcianos en una huerta de Murcia destruida por la terrible avenida del Segura y el Guadalentín (que por entonces desembocaba cerca de Nonduermas) y consuela y apoya a los huertanos de Puebla de Soto, La Raya y Alcantarilla, en cuya estación de ferrocarril bajó con el cortejo de consejeros, autoridades y periodistas de Madrid.

Aunque en esta ocasión nos interesa la visita de 1877 de un joven monarca, apuesto (como se ve en la foto del cuadro de Madrazo), y con muchas ganas de hacer grandes cosas por España. Con gran ilusión por hacer olvidar a su querida, pero ´alocada´ madre Isabel II, exiliada en París desde ´la Revolución Gloriosa de 1868´ instaura la ´Restauración Borbónica´ (tras el breve reinado de Amadeo I de Saboya y la anarquía de la I República Española). Así acabará con las sangrientas Guerras Carlistas e instaura un sistema de ´Turno Pacífico´ (bipartidismo se dice hoy), de corte británico entre conservadores, con Cánovas del Castillo, y los liberales de Sagasta. Además, se mejora la economía española con el proteccionismo económico, la situación de Cuba, ´Paz de Zanjón´ en 1878, etc. La Constitución canovista de 1876 da un largo periodo de paz (´El Rey Pacificador´) y lleva implícita los gérmenes de la corrupción política, que tiene su expresión más negativa, en el ´caciquismo político y electoral´ (pucherazos). El rey soltero, con 19 años, visita Murcia y Cartagena, y su noviazgo con su prima María de Las Mercedes Orleans, 16 años, está a 10 meses de consumarse en la romántica boda por amor de la Real Basílica de Atocha del 23 de enero de 1878. En Cartagena inaugura el muelle de su nombre junto a las mejoras del puerto y diversas visitas militares al Arsenal y otras defensas de la noble Cartago-Nova. En la capital le espera la visita a la Catedral y se hospeda en el Palacio Episcopal, como hizo su madre, Isabel II, en 1862. Allí S.M., disfrutará con un Bando de La Huerta y Entierro de la Sardina con gran fervor popular y luminarias. Pero la cultura murciana va a ofrecer al rey una ´delicatesen´, la ´Magna Exposición Sagrada de la escultura de Francisco Salzillo´, de mayor envergadura que la que se ofreció a la familia real, 15 años antes; ocupando el antiguo convento desamortizado de San Agustín (hoy, iglesia de S. Andrés- Arrixaca), Se contó con unas 135 esculturas de toda la diócesis cartaginense, que entonces, además de Murcia, era titular de gran parte de Albacete, la comarca de Villena (Alicante), la de Sierra del Segura (Jaén) y Huércal-Overa (Almería, actualmente). El artículo de Mª Teresa Marín Torres, titulado Antecedentes para la creación del Museo de Salzillo (Imafronte, nº 10-1994) nos narra lo que fue la exposición Sagrada de Salzillo, con motivo de la visita real: «Es un acontecimiento importante para el arte, ya que en 1877, en honor al rey Alfonso XII se muestran cientos de esculturas de iglesias y de conventos de la ciudad.., tiene como antecedente la de 1862, con motivo de la visita de su madre Isabel II, y que el rey observó (como príncipe de Asturias, y 4 años). El lugar elegido, fue la iglesia de S. Agustín, tras la Desamortización de Mendizábal de 1837». Sánchez Madrigal dice: «Convertimos en pequeño museo las espaciosas naves del hoy templo de S. Andrés con 68 obras, que constituían 135 esculturas, y bellas curiosidades particulares en la Capilla de La Arrixaca. Tanto el rey, como los ilustres visitantes, no han podido olvidar el placer de la visita». La gran cantidad de periodistas y fotógrafos de toda España consiguieron en un día lo que no se pudo difundir en siglos anteriores. La dedicatoria que puso la condesa Emilia Pardo Bazán valdría para expresar la admiración que causó al rey: «En esta ciudad, donde conserva su aspecto árabe, como ya no se puede encerrar a las mujeres, a la usanza mora; se encierra y esconde el arte, que eleva a los que lo contemplan».