A Ballesta y a su equipo se le da francamente bien aquello de sacar pecho por llevar a cabo actuaciones para las que han puesto toda la resistencia de la que han sido capaces. Una y otra vez nos encontramos al gobierno del PP en el Ayuntamiento de Murcia, frenando e incluso paralizando por completo las iniciativas que, desde la oposición, llevamos y logramos aprobar en el pleno municipal. La aprobación de las mociones resulta no ser suficiente para el PP y siempre nos toca ejercer presión y exigir de forma continua el cumplimiento de lo acordado. A veces, sólo cuando conseguimos denunciar esa parálisis en los medios de comunicación, algo logra moverse en los despachos del PP. Es curioso observar como, después de denunciar públicamente los incumplimientos de la mayoría de iniciativas consensuadas, Ballesta y sus concejales anuncian a bombo y platillo la puesta en marcha de las mismas, como si de una revelación repentina se tratase, como si súbitamente hubieran caído en la cuenta de la importancia de las actuaciones propuestas por otros grupos. Obvian, por supuesto, esa parte en la que explican que somos precisamente los grupos de la oposición los que estamos consiguiendo introducir cambios significativos en el Ayuntamiento de Murcia. Un ejemplo es la próxima celebración del primer Debate del Estado del Municipio, que tendrá lugar el día tres de octubre y que responde a una moción del Grupo Municipal Socialista. La iniciativa, al igual que muchas otras que hemos presentado o a las que nos hemos adherido, busca aumentar la participación y la transparencia de nuestro ayuntamiento. Queremos saber hacia dónde se dirige el municipio, cuál es el modelo que de ciudad que persigue el gobierno del PP -si lo hay- y si se adecua a lo que necesitamos y demandamos los murcianos y murcianas. La presión, la insistencia, las mociones defendidas en un Pleno municipal en el que el PP se encuentra en minoría... Esas son las claves para el cambio que ha comenzado a darse en el Ayuntamiento de Murcia, para la apertura de puertas y ventanas, an tímida, aún con la resistencia de quienes gobiernan y no aceptan que ya no disponen de la mayoría que les permitía ignorar a la oposición y también a los ciudadanos. Los socialistas hemos sacado adelante importantes iniciativas en materia de empleo, educación, sanidad, transporte, juventud, servicios sociales, etc. Nos hemos reunido -y seguimos haciéndolo- con asociaciones y colectivos, escuchando sus preocupaciones y analizando como mejorar el día a día de nuestros vecinos. Esa es la labor fácil. Lo difícil es conseguir que Ballesta y sus concejales cumplan con lo acordado. Ahí comienza la exigencia continua hacia quienes no entienden la soberanía del pleno municipal y la representatividad del resto de grupos, que es la de la mayoría de los murcianos. Por eso, cada vez que Ballesta saca pecho, sonríe, posa para la foto, y se apunta el tanto de haber tomado decisiones que ha sido obligado a tomar, nos preguntamos por qué ese afán por aparentar y hacer suyas actuaciones a las que se negaría si pudiera. Quizá porque la alternativa, la de admitir que lleva a cabo iniciativas en las que no cree, supondría admitir también que no cree en la resolución de los problemas de los murcianos y murcianas. Por suerte, mientras él sigue preocupado por la foto, los socialistas nos preocupamos por las personas. Al final el resultado es que nosotros conseguimos sacar adelante aquello que Murcia necesita y Ballesta consigue su foto y su titular del día. Quizá no es una mala fórmula si así logramos avances.