«No vamos en contra de nadie, pero queremos que nos dejen vivir», subrayó Francisco Martínez, presidente de la Asociación Libertas, que se presentó ayer en el salón de actos de la Fundación Cajamurcia, en Murcia.

La agrupación lleva cerca de dos meses funcionando y, según Martínez, son más de 2.000 las personas vinculadas a ella. Entre sus «fines más importantes» se encuentran «la defensa de la familia desde la perspectiva de la antropología cristiana» y «resaltar la importancia, en el plano social y jurídico, de la familia natural, fundamentada sobre el matrimonio de un hombre y una mujer», detallaron desde el colectivo.

Francisco Martínez hizo hincapié en que «el colectivo homosexual debe ser respetado». «Debemos tener una sociedad que respete a todos los colectivos, nuestra reivindicaciones no van en contra del colectivo homosexual: van en contra de la ideología de género», dejó claro.

A su juicio, «hay muchísimos homosexuales que están en contra de la ideología de género», la cual, considera, «no se puede imponer a nadie».

De hecho, el punto de partida de la asociación llega cuando la Asamblea Regional aprueba, allá por mayo de este mismo año, la Ley de Igualdad Social de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales, Transgénero e Intersexuales.

La ley incide, por ejemplo, en que el sistema sanitario público prestará atención psicológica y clínica a los transexuales, tanto menores de edad como adultos. Asimismo, todos los centros públicos, concertados y privados de Infantil, Primaria y Secundaria están obligados a explicar la diversidad afectivo sexual desde las edades más tempranas.

«Cada uno elige su camino»

En este sentido, otro de los fines de la Asociación Libertas es «defender la objeción de conciencia a padres, profesores y personal sanitario frente a cualquier imposición ideológica». «La ideología de género se impone en todos los ámbitos», lamentó el presidente de este colectivo, a lo que añadió que «pensamos que la ley podría haberse hecho de otra manera».

Aseveró que la ideología de género «es un asalto a la libertad de las personas que no pensamos del mismo modo».

«Cada uno debe elegir su camino para hallar la felicidad, cada uno debe vivir como le parezca óptimo y conveniente», señaló Francisco Martínez. «Queremos que nos respeten y nos dejen en paz», añadió al respecto.