La facultad de Economía de la Universidad de Murcia fue ayer el lugar de concentración para una mayoría de opositores que acudían a ´probar´.

El servicio de Personal del Ayuntamiento ha cuidado en extremo todos los detalles para que en esta convocatoria no haya margen posible para la polémica sobre una posible filtración del examen, tal y como ocurrió en las oposiciones que se realizaron para contratar a nuevos auxiliares de biblioteca. En esa ocasión, las sospechas de que las preguntas habían podido llegar a distintos opositores llevó a la Administración local incluso a abrir una comisión de investigación, que se cerró con la conclusión de que no se había producido irregularidad alguna. Sea como fuere, esta vez se han extremado las medidas y, según explicaron ayer fuentes próximas al tribunal calificador, todos los miembros del tribunal estuvieron juntos ya desde primera hora de la mañana en la facultad de Económicas, donde se realizó la prueba. Añadieron que allí mismo se elaboraron las preguntas sin que nadie abandonara la sala en la que se encontraban y que incluso las labores de fotocopia del examen fueron supervisadas tanto por un responsable de la facultad de Económicas como del propio tribunal.

Con una sola plaza convocada de ´auxiliar administrativo´, los estudiantes, casi en su totalidad, se acercaron hasta la universidad con la vista puesta en la bolsa de trabajo que el ayuntamiento tiene previsto abrir (para contratar a 50 personas), lo que provocó un ambiente mucho más relajado que de costumbre en este tipo de situaciones, con una gran mayoría que optaba por hablar mientras hacía tiempo esperando a que abrieran las aulas, una minoría que optaba por repasar, y un pequeño grupo que se unía a la moda cazando Pokémon.

«Vengo a ver qué pasa, para ver si entro en la bolsa de trabajo o para tener unos puntos», aseguraba Abelardo, uno de los pocos que repasaba sin presión. Una postura en la línea de otro de los aspirantes, un celador del SMS: «Espero conseguir una buena posición para la bolsa de trabajo, al menos entre los 50 primeros», aseguraba, un poco más nervioso, al igual que Pilar, para la que «lo importante es conseguir trabajo, sea temporal o fijo».

A partir de las 15.10 horas la facultad ya empezaba a recoger el murmullo de los aspirantes más impacientes, a pesar de que el examen daba comienzo a las 17.00 horas y, como es habitual en este tipo de días, el punto de información fue el origen de algunas colas, como aseguraba una de las trabajadores, que orientaba a los estudiantes para ayudarles a encontrar su aula, entre las 25 destinadas para la realización del examen de los 2.900 aspirantes.

En los pasillos también aparecieron trabajadores de Protección Civil, para cumplir con el protocolo de seguridad habitual. En concreto, para esta convocatoria, se destinó una ambulancia con tres técnicos de emergencias debido a la presencia entre los opositores de una mujer embarazada, un equipo de psicólogos y cuatro técnicos de transporte sanitario.

A medida que se acercaba la hora del examen el bullicio se fue acallando. «Vengo pensando que la plaza ya está dada, aunque sigo estando nerviosa. Es la primera vez que venimos a unas oposiciones, venimos para lograr puntos, con la vista puesta en otras que nos estamos preparando», declaraban Mari Carmen, María Jesús y Lorena, de las últimas estudiantes en llegar.