Lucía Segui, alumna del instituto La Flota, conocerá este mes de julio el restaurante parisino que sirvió de inspiración a la película de Pixar Ratatouille. El Club Rotary Murcia le otorgó una beca para realizar sus prácticas en la cocina de La Tour d'Argent. Su afición por los fogones se la inculcó su familia desde pequeña, sobre todo sus padres y su abuela, quienes le enseñaron a el bello arte de la gastronomía. Aunque asegura que casi todo lo que ha aprendido lo ha hecho en el grado de Cocina del citado centro, donde se matriculó después de abandonar sus estudios en la Universidad.

La Tour d'Argent es un prestigioso restaurante de París con vistas al río Sena y a la catedral de Notre Dame. Ella cree que ha sido seleccionada porque es la que mejor lleva el curso y además sabe francés, que es un plus añadido para poder disfrutar de su beca en el país galo.

Aunque la especialidad del restaurante parisino La Tour d'Argent, es el pato prensado y que el establecimiento cuenta con su propia granja de patos, el plato favorito de Lucía son las patatas a la sal, y lo que mejor se le da preparar son las carrilleras estofadas. Eso sí, su gran referente en el mundo de la gastronomía -además de sus abuelos- es Martín Berasategui, en quién se inspira para preparar sus platos.

Últimamente, la cocina se está poniendo muy de moda gracias a programas como MasterChef, concursos que hacen que miles de personas se animen a probarse entre fogones; pero ella asegura que esta profesión debe ser algo muy vocacional. «Es un trabajo muy duro. En el instituto el curso lo empezamos 35 personas y ahora somos solo 15», afirma.

El orden es la principal cualidad que se necesita para llegar a ser un buen cocinero, asegura Lucía Segui, sin dejar de lado la creatividad para saber combinar los ingredientes con las especias. Asegura que ni la comida rápida ni la alta cocina, ni siquiera la cocina gourmet, han conseguido conquistarla. Ella es fiel a la cocina tradicional, porque prefiere que le den más de comer a que le pongan sobre la mesa «un gran plato con poca comida».

En nuestro país, siempre se ha hablado de la dieta mediterránea y de los beneficios que aporta, pero Lucía no se atreve a decir que sea la mejor del mundo, aunque sí opina que es la más equilibrada y que el hecho de cocinar con aceite hace que se acentúen los sabores. Reconoce que la comida saludable está en alza, pero los platos también deben estar sabrosos. Estos dos conceptos, según ella, siempre deben ir unidos.

La competencia que hay entre cocineros no le da miedo porque cree que pueden ayudarse entre todos. «No creo que un cocinero por tener un restaurante sea mejor que otro», afirma. Aunque abunden, la principal distinción que hay entre ellos, según la joven cocinera, se encuentra en la creatividad y en la manera de preparar los platos. Ella prefiere un restaurante donde vaya la gente a tener una Estrella Michelín.

Su principal objetivo es montar un restaurante con dos de sus compañeros del curso. Ya lo tienen hablado y tienen ganas de acabar para ponerlo en marcha. Desean que el proyecto vaya bien y que la gente pueda disfrutar de su comida a la vez que les recuerde a la comida de sus padres y abuelos.