Hace solo unas semanas se produjo en la ciudad de Murcia un caso en el que los protocolos establecidos para proteger a las víctimas de malos tratos fallaron. La sede del EMAVI (Equipo Municipal de Atención a la Violencia contra la Mujer) recibió una visita que nunca se debió producir.

Un hombre de 30 años de edad, de nacionalidad marroquí, se presentó en dichas instalaciones preguntando por su expareja, quien residía en ese momento junto a sus hijos en una de las residencias de acogida de mujeres maltratadas del municipio. Inmediatamente, las funcionarias dieron aviso a la Policía Local. Sin embargo, el hombre logró desaparecer, aunque el problema fue a más, cuando fue visto en varias ocasiones por las inmediaciones de la casa de acogida. El caso es más llamativo si cabe, ya que el hombre se había fugado días antes de la cárcel de Fontcalent (Alicante), donde se encontraba, precisamente, en prisión provisional por un delito de violencia de género.

No se sabe cómo, el condenado logró averiguar la dirección de la sede del EMAVI en Murcia y no dudó en acudir para preguntar por su expareja, quien debido a lo sucedido tuvo que abandonar la casa de acogida con sus hijos y volver a empezar una nueva vida en otra parte del país. Finalmente, el pasado 12 de mayo, la Policía Nacional detuvo en Callosa de Segura al hombre, por quebrantamiento de medida cautelar, al haberse fugado de la prisión de Fontcalent.

La investigación sobre su paradero comenzó el 30 de marzo, cuando desde dicho centro penitenciario advirtieron a la Policía Nacional de la fuga de uno de los internos, mientras realizaban el recuento de reclusos. Desde ese momento, la Policía Nacional activó un dispositivo específico para la localización y detención del fugitivo, tanto de alcance nacional como internacional que incluyeron medidas de

prevención para que no pudiera abandonar el país.

Fruto de las pesquisas de investigación practicadas, los agentes lograron localizarlo en Callosa de Segura, estableciendo, dada su alta peligrosidad, un operativo orientado a extremar las medidas de seguridad para garantizar su detención minimizando las posibilidades de huida, teniendo en cuenta que pudiera estar auxiliado por terceras personas.