El último pleno celebrado en la noche del pasado viernes en la pedanía murciana de Nonduermas se saldó con bronca, con presencia de la Policía Local incluida. El concejal de Ciudadanos Carlos Peñafiel lamentó «la actitud» del alcalde pedáneo y denunció que se encontró a la salida con «insultos, empujones y amenazas» y que tuvo que salir «escoltado». «Un vecino me cogió de la camisa», dijo ayer a este diario. Sin embargo, el regidor de la pedanía, Isidro Zapata (PP), negó a este periódico todas las acusaciones de Peñafiel. «Es un embustero. Nadie ha pegado a nadie ni nadie ha empujado a nadie», sostuvo.

Peñafiel, que asistió al Pleno acompañado por el edil de C'S Francisco Javier Trigueros, señaló que el pedáneo «había caldeado» el ambiente al convocar a todos los vecinos con una campaña de megafonía por el pueblo. Y es que la oposición (PSOE y C's) había planteado una moción de censura en Nonduermas, cuya designación del nuevo pedáneo se dirimirá el próximo jueves. «No era normal ver tantos vecinos (más de 200), todos pro-alcaldes», afirmó el concejal antes de cargar contra «la forma de dirigir» un pleno de Zapata: «Cortaba a los vocales y jaleaba a su público; hubo gritos y abucheos. Fue un espectáculo vergonzoso, un acto populista». Al terminar la sesión, Peñafiel emitió un ruego en el que instaba al pedáneo «a acudir a Murcia para que vea cómo dirige Ballesta un pleno». Según relata el edil, el pedáneo le respondió, «algo que no se hace en los ruegos», lo que causó que «los vocales de PSOE y C's se levantaran».

«No consentimos la demagogia», añadió Zapata. «Muy probablemente presente una querella porque Peñafiel miente». El edil, que fue quien llamó a la Policía, salió del centro «provocando a los vecinos y con el pulgar en alto, riéndose», alegó el pedáneo.