Cada cierto tiempo los inspectores municipales realizan batidas por las calles de la ciudad para controlar que comercios y establecimientos de hostelería cumplen con la ordenanza sobre ocupación de la vía pública. Según la normativa, elemento que no cuente con la autorización pertinente no puede estar ubicado en la calle ocupando espacio público, tal y como recuerda a esta Redacción el concejal de Modernización de la Administración, Calidad Urbana y Participación, José Guillén.

Sin embargo, las últimas actuaciones llevadas a cabo en el centro de la ciudad parece que no han sentado muy bien a los comerciantes. Unos de los afectados son los propietarios de la Administración de Loterías El Gato Negro, ubicada en la calle Platería. En su puerta, desde hace treinta años, está colocada la figura de un gran gato negro, la cual se ha convertido en todo un referente e, incluso, considerado por muchos un talismán -es tradición pasar por su lomo los décimos de lotería para atraer a la suerte-.

Sin embargo, hace unos días varios inspectores municipales, acompañados por tres agentes de Policía Local aparecieron en la calle Platería informando de que el gato no podía estar ocupando la vía pública y tenía que ser retirado. Asimismo, fueron informados los propietarios de los establecimientos que colocan en sus puertas las tradicionales pizarras en las que se anuncian los menús u ofertas del día. «Iban con un camión detrás para llevarse los elementos que ocupaban la calle», asegura un vecino que coincidió con los empleados municipales.

En el caso de El Gato Negro, tal y como explica a LA OPINIÓN una de sus responsables, María Teresa Serrano, en los treinta años que lleva la figura del gato en la puerta «nunca nos han dicho que lo quitáramos». «Es algo emblemático en esta calle», añade. Asimismo, explica que los inspectores le solicitaron que retirara la figura del gato o solicitara el permiso para ocupar la vía pública, «sin darme garantías de que me lo vayan a otorgar», añade María Teresa, quien asegura que la figura es «movible y en el caso de que pase un camión se puede quitar y no hay ningún problema».

En este sentido, destaca que la calle «está llena de maceteros muy grandes, que esos sí que no se pueden ni mover, pero como son del Ayuntamiento no molestan, ¿verdad?».

En cuanto a cómo puede afectar a su negocio, María Teresa mantiene que «ya nos ha afectado». «Ayer solo vendimos del sorteo de tres euros, que es lo único que he podido anunciar con un cartel en la entrada -en la peana de la figura del gato solía colocar los sorteos y el bote del día-». Y es que, según destaca, «si los comercios no damos a conocer las ofertas o los productos, la gente pasa de largo».

María Teresa asegura estar «muy disgustada» por la actitud del Ayuntamiento y defiende que esta medida, después de 30 años, «solo tiene un fin recaudatorio, ya que si quiero colocar el gato en la puerta, si me dan el permiso, tendré que pagar un impuesto para ello». Por su parte, el concejal José Guillén explica que desde el Ayuntamiento «lo único que hacemos es hacer cumplir la normativa y tratar que en las calles haya ornato y no haya obstáculos que impidan el paso a los peatones o vehículos». Asimismo, destacó que el procedimiento no es sancionador, ya que «primero los inspectores informan a la persona de la infracción y se le da unos días para que retiren el elemento no autorizado». Si transcurridos esos días, no ha habido una retirada voluntaria, los servicios municipales proceden a retirar el elemento.

Guillén destaca que «en la mayoría de casos se retiran voluntariamente y la intervención municipal es lo que menos se da». Asimismo, explica que los dueños de dichos elementos pueden recuperarlos previo pago de una cantidad económica.