'La Murcia Amable' de José Ignacio Gras, portavoz del PSOE en el Ayuntamiento (ese fue su eslogan de campaña electoral en mayo pasado), se ha acabado. El socialista dejó ayer los paños calientes con el PP y con el nuevo alcalde, José Ballesta, que en junio cumplirá un año con el bastón de mando, y pasó a la acción.

Gras se reunió a mediodía de ayer con la primera autoridad municipal, a petición del primero, para darle un toque de atención ante la paralización de acuerdos de pleno y ante la falta de respeto, según la versión socialista, que muestran los concejales del Gobierno local, que «ningunean a la oposición y no les facilitan información». Para el portavoz del PSOE, que cuenta con seis concejales frente a los doce de los populares, a Ballesta «le falta más fuerza y contundencia» para liderar el Gobierno local y los cambios que necesita el municipio de Murcia.

En ese sentido, el socialista le reprochó en el encuentro que mantuvo que no haya reunido de nuevo la mesa de seguimiento de la remodelación de la zona de la estación del Carmen con las obras previstas del AVE y del soterramiento, que se aprobó en pleno el año pasado y que se constituyó en marzo pasado. «Sólo ha habido esa primera reunión», indicó Gras, quien añadió que «hay que exigirle más a este alcalde. Una cosa es llevarse bien y 'La Murcia Amable' y otra muy distinta es callarse. Voy a ser muy exigente».

Otra de las cuestiones que salieron a relucir durante la reunión del líder de la oposición y el alcalde es la evaluación de las fiestas, un análisis que está pendiente para chequear la seguridad, la limpieza y la programación que se ha hecho, entre otros aspectos. «Las peñas huertanas, los sardineros y las cofradías echan de menos más proyección nacional e internacional de las fiestas. He hablado con ellos y es una de sus principales reivindicaciones», resaltó Gras.

También tuvo hueco el pacto por el empleo, una propuesta socialista aprobada por unanimidad en noviembre y de la que aún no se tiene ninguna noticia. En opinión del portavoz socialista el Gobierno local se deja llevar, al igual que el alcalde, y «esto no puede ser. Parece que estemos pidiendo favores y la corporación debe ser una. Nosotros también tenemos responsabilidades». Puso como ejemplo la revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), encargada a los socialistas. «Es hora de empezar en la comisión de urbanismo a ver si se puede sacar a concurso el diagnóstico para avanzar en el modelo de ciudad», resaltó.

Por su parte, el alcalde rehuyó la polémica y sólo afirmó que «no soy la oposición de la oposición. No le voy a contestar a esas cosas. Su labor es la de oposición y la mía, la de gobierno».