Los vendedores de las sillas del Entierro de la Sardina defienden a capa y espada que lo ocurrido al inicio del desfile "no es timo, sino un error", tal y como asegura a LA OPINIÓN Sebastián Fernández, 'El Güever', portavoz de las diez familias que se encargan desde hace muchos años de la gestión de parte de las sillas que se ofrecen en el desfile.

Ayer mantuvieron una reunión con el concejal de Cultura, Jesús Pacheco, a quienes presentaron sus disculpas y con quien se comprometieron a devolver el dinero a los afectados por "el error".

En este sentido, Fernández destaca a esta Redacción que esta devolución se hará solo a "las personas que denunciaron ante la Policía Local ese día". Por lo que para recibir el abono del dinero cobrado por las entradas, los afectados deberán presentar dicha denuncia.

Fernández defiende que las diez familias "llevamos trabajando en esto muchos años y nunca ha pasado nada como lo que pasó en este Entierro". Por ello, "quiero dejar claro que en ningún caso se trata de un timo", añadió.

Y es que, el portavoz de estas familias mantiene que a la hora de imprimir los tiques "no se puso la calle en la que estaban las sillas que correspondían, y toda la gente se fue para el mismo sitio y quería su silla allí".

Las sillas que provocaron el problema estaban situadas por la zona de la iglesia del Carmen, "donde todo el mundo quería ponerse", mientras que la otra zona de sillas se encontraba en la plaza Camachos.

Los afectados que cuentan con una denuncia que, según calcula Fernández, "son unas cincuenta personas", recibirán el importe de los tiques que pagaron, el cual será abonado por las familias que gestionan el servicio.

Asimismo, recibirán "una carta personalizada con nuestras disculpas por las molestias causadas", según destaca Fernández.

El Ayuntamiento está estudiando el modo por el cual se hará las devoluciones y en breve lo comunicará, según informan fuentes municipales.

El conflicto con las sillas provocó un retraso de aproximadamente una hora en el desfile ya que más de un centenar de personas bloquearon la salida del cortejo como protesta hasta que la Policía Local llegó con más sillas para ubicar a las personas que denunciaban un engaño porque no podían sentarse pese a tener el tique.