Treinta y un años cumplirá el próximo mes de abril la Feria de Artesanía de la Región de Murcia (Feramur), instalada en su primera edición en la plaza de España de la ciudad de Lorca, en el año1985. Surgió por iniciativa del grupo de artesanos que desde hacía tiempo llevaba gestando organizar una muestra monográfica de carácter anual, durante la Semana Santa con sede en Lorca, que sirviera para promocionar a los artesanos de la Región de Murcia poniendo en valor la calidad de sus productos.

Por ello, al coincidir las autoridades autonómicas y el Gremio Regional de Artesanía en la necesidad de lograr este objetivo y, ante la falta de un certamen de estas características en nuestra Región, que acababa de ser reconocida zona de preferente localización artesanal, se decidió llevarla a cabo. Así, que a pesar del poco tiempo disponible, la organización se puso en marcha dispuesta a desarrollar una idea muy atractiva, un campamento medieval formado por cuarenta tiendas de tela -como stands modulares- de doce metros cuadrados, dentro de un recinto rectangular, que constituyó la sorpresa de los visitantes foráneos y de los propios lorquinos. La idea del llamativo conjunto, del diseño y de su realización, fue del artífice lorquino Joaquín Castellar, y la plaza de España, convertida en núcleo de la exposición, mostraba una envoltura fascinante, especialmente al llegar la noche.

La única dificultad que presentaban las tiendas se centraba en la contención y exposición de las piezas entre las que se encontraban los bordados lorquinos; trajes regionales; cerámica vidriada y la decorada; repujado en cuero; belenes; orfebrería; encuadernación; talla en madera; vidrio; azulejería; cartón piedra; talla en alabastro; alfarería; textil; forja; mueble popular, entre otras, que lograron congregar a ochenta y ocho artesanos, procedentes de distintos municipios de la Región de Murcia que, ante la numerosa demanda, hubieron de compartir los stand con otros compañeros.

Uno de los stands se decoró con instrumentos musicales tradicionales y en él se realizó un sencillo homenaje, lleno de emotividad, en memoria de Fernando Fernández Espejo, fallecido unos meses antes, que fue el primer Maestro Mayor del Gremio Regional de Artesanía. Al acto asistieron su viuda, María Navarro, e hijo, además de Francisco Artés Calero, consejero de Industria, Comercio y Turismo; José Antonio Gallego, alcalde de Lorca; José Montoya, presidente de la Cámara de Comercio; y los Maestros Mayores del Gremio, José María Gómez y una servidora, María José Díaz. El certamen se desarrolló desde el día 2 de abril -Martes Santo- al día 7 -Domingo de Resurrección-, coincidiendo con la Semana Santa, y con una soleada primavera que se manifestó particularmente abrasadora, en la que se esperaban más de 50.000 visitantes.

Cifra que no se logró alcanzar a pesar de la campaña de publicidad realizada y la gran cantidad de invitaciones, emitidas a nivel nacional destinadas a los comercios especializados en la venta de artesanía, aunque ello no mermó el exitoso resultado final, pues la afluencia de público fue enorme. Una prueba de ello fue que en la jornada inaugural hubo de dilatarse la hora de cierre con el fin de posibilitar el acceso al elevado número de personas que esperaban poder visitarla. Como todos los comienzos son difíciles, con objeto de potenciar la continuidad de la feria, se ofrecieron gratis los stands a los artesanos, y la gerencia, a cargo de Simón Ángel Ros Peran, gestionó ayudas para el transporte de mercancías, acuerdos con Renfe para los visitantes y descuentos en los hoteles locales para el alojamiento de los expositores. Además, con el propósito de dotarla de un carácter profesional, se implantó un horario restringido para el público y otro para los profesionales, con objeto de que estos últimos pudieran realizar sus gestiones con mayor comodidad, y en ambos horarios se ofrecían demostraciones de los distintos oficios.

El presupuesto ascendió a seis millones y medio de pesetas, que fueron subvencionados por la Comunidad Autónoma; dos millones, por el ayuntamiento de Lorca; dos millones, Consorcio de Cámaras de Comercio; y un millón y CajaMurcia. Un año después se realizó un cambio de fechas que no se consolidó por coincidir la clausura con la procesión de Viernes Santo.

Y cuatro años más tarde, dada la excelente aceptación obtenida por el público y la escasez del espacio disponible, se decidió trasladarla, en 1989, al reciento ferial de Santa Quiteria, cambiando su fecha a septiembre, coincidiendo con las fiestas de la ciudad de Lorca. Y en este lugar ha permanecido hasta el pasado año 2015, en el que la Cámara de Comercio, sus organizadores, al haberse iniciado las obras del nuevo recinto de Ferias y Congresos, ubicaron una pequeña muestra en la Alameda de la Constitución, reduciendo de manera considerable el número de participantes por falta de espacio. Contrariedad que este año volverá a repetirse porque las obras continúan a su ritmo. Así que, ante esta circunstancia, sinceramente espero y deseo que Feramur no se resienta tras los dos o tres años de inactividad que le aguardan.