Sobrino del papa Calixto III (Alfonso de Borgia), nació en la Xátiva (Valencia) el 1 de enero de 1431, dentro de una familia aristócrata valenciana (ancestros aragoneses) y muere, quizás envenenado, en una de sus 'cenas mundanas', el 18 de agosto de 1503. Su vida y su llegada a la Silla de Pedro, fue muy polémica, oscura, indecente, escandalosa, etc.; y aprovechó las grandes riquezas y poderes que obtuvo durante el papado (del hermano de su madre, Isabel de Borja) el mencionado Calixto III, intentando llegar a lo más alto, con todo tipo de chantajes, asesinatos, estafas, argucias, etc. La Diócesis de Cartagena, como la de Barcelona, por su antigüedad, dependían directamente de la Santa Sede, en Roma, y al nombrar archidiócesis a Valencia (9 de julio de 1492) el papa Borgia incluye al episcopado cartaginense como sufragáneo del nuevo arzobispado valenciano.

Muy mal visto por las autoridades civiles castellanas y del reino de Murcia. Antes, fue nombrado pastor de Cartagena en España (14 de julio de 1482) siendo ya cardenal. Al título de arzobispo de Valencia y prelado de Cartagena, añade durante el papado de Inocencio VIII, las diócesis de Mallorca y Erlau (Hungría).

Esta situación se alargará hasta el reinado de Felipe II, en 1565, en que el Vaticano segrega de la sede de San Fulgencio la Gobernación de Orihuela, ya que por razones político-económicas gran parte de la provincia de Alicante, con Orihuela a su cabeza, protestaba, con lógica, de que los diezmos y demás impuestos eclesiásticos de su territorio pasaban a integrar las repletas arcas de Murcia.

Así nació el obispado de Orihuela.Al darse por perdido definitivamente el obispado de Orihuela, nuestra diócesis pasa a formar parte de la Sede Primada Metropolitana de Toledo.

En sus intrigas por ser papa y poderoso príncipe, una especie de rey de Italia, se llegó a decir que sobornó a muchos cardenales para, en una lucha ajustada, entre partidarios de los Sforzza y los Róvere, salir proclamado Sumo Pontífice -a pesar de su fama de escándalos, crueldad, lujuria y sobornos, y, además, no ser italiano, sino español-, y así se calzaba las sandalias y el anillo del apóstol Pedro. El segundo papa valenciano llega a Roma con sus cuatro hijos: Juan, César, Lucrecia y Jofré, más la madre de estos, algún familiar más y 'arrimados' al servicio de su «noble causa del poder absoluto de la dinastía Borgia» en una ciudad eterna, que es más una corte temporal donde predomina el lujo, la fastuosidad, las intrigas y los escándalos.

Quien se opone al poder absoluto del pontífice sabe que morirá o dará con sus huesos en el Castell de Sant Angelo. Mientras, desconozco si en los archivos catedralicios murcianos existe correspondencia o documentos de un cardenal que no pisó Murcia y sí algunas a la Seu valenciana.

Alejandro VI, en una política radical, intentando hacer una política de pactos, agresiones, mentiras, asesinatos de rivales, etc., tiene que lidiar en las 'Guerras Italianas' (1494-1498) por anexionar ducados y pujantes ciudades comerciales de la Toscana y la Umbria. Va a chocar y mantener unas graves tensiones con Francia, que domina el Milanesado y tierras patrimoniales de los Saboya.

Como 'condottiero' de sus ejércitos pontificios nombra a su hijo, el malvado César Borgia. Sus aspiraciones a Nápoles, con boda de su hija Lucrecia, y su política agresiva de conquistas, fracasa (1502) con el reino de Aragón, de Fernando el Católico, dueño legítimo de Nápoles y Sicilia.

Las palabras moderadas del profesor de la Facultad de Teología de Valencia Miguel Navarro (sacerdote), dicen en su investigación: «No tenía prejuicios en su moralidad (inmoral), hasta cierto punto algo normal para esa época del Renacimiento. En el ámbito socio-político fue un 'príncipe cristiano, junto a una vida privada cortesana y mundana, con lo que esto conllevaba. De su pontificado y el de otros papas llegó Martín Lutero y su Reforma Protestante.