Hace poco más de 25 años, en el entresuelo del portal número 7 de la avenida de la Constitución de la ciudad de Murcia, una joven y emprendedora profesora de danza reunía a una decena de bailarines con el propósito de crear una formación de danza contemporánea, que sería la primera en este estilo en la Región de Murcia. Se trataba de Margarita Groetsch Alfonso, y de esta reunión surgió el Ballet Contemporáneo del Alba.

Para la historia de la danza murciana profesional, Margarita Groetsch significa el punto de partida, a finales de los ochenta, de la introducción de la danza contemporánea y la posibilidad de reivindicarla como profesión. El mayor acierto fue el de contar con la colaboración de Onil Vizcaíno como director artístico, un joven bailarín y coreógrafo belga de origen español, que enseguida entendió el proyecto que Margarita se traía entre manos, y que Vizcaíno aceptó con la misma ilusión que su promotora.

Atrevida, con gran determinación y con plena confianza en sí misma, Margarita se propuso dar visibilidad a la danza murciana. A partir de esa emblemática generación, surgieron los primeros bailarines contemporáneos que hoy día brillan con luz propia en el panorama nacional como son: Juan Antonio Saorín, ERRE que ERRE (Mario Sáez, Mª Ángeles G. Angulo, Marina Serrano y Ricardo Salas), Isabel Lavella, Bea Barrenechea, Olga Atrienza, Vanesa Fernández y María Rodríguez Gironés.

Margarita Groetsch Alfonso no es cualquier nombre para el ámbito de la danza murciana pues representa el comienzo de las primeras páginas del territorio de la contemporaneidad y la vanguardia. Cuántas cosas se pueden decir de una mujer admirable, luchadora, inteligente, segura de sí misma, que no acepta un no por respuesta. Hija, amiga, madre, esposa, amante, nieta€ le faltó ser abuela.

Margarita Groetsch Alfonso murió el pasado jueves 28 de enero, a los 58 años de edad, en su casa, rodeada de sus seres queridos. Tras una larguísima lucha contra un cáncer que finalmente la derrotó, demostró, por la manera de afrontarlo, la pasta de la que estaba hecha. Donde quiera que estés Margarita, ya eres parte de la historia de la danza murciana.

¡No te olvidaremos!