Los vecinos del murciano barrio de San Antón se echaron ayer a la calle para acompañar a su patrón de vuelta a la ermita que lleva su nombre, tras ejercer de anfitrión durante las fiestas del vecindario, que finalizaron ayer después de varios días de actividades.

Sus fieles ejercieron de guías para la imagen y marcharon en procesión por el barrio en una jornada festiva que estuvo dominada por el buen tiempo -nada menos que 22 grados marcaban los termómetros- y la alegría de los más jóvenes seguidores de San Antón. Y es que los niños fueron mayoría en el regreso del santo a su casa hasta el próximo año.

La mañana comenzó con la celebración de la tradicional santa misa en la iglesia de San Fracisco Javier y San Antón del barrio, desde la que partió la imagen engalanada con rosas de colores y portada a hombros por peregrinos de todas las edades.

Ahora, con los animales y su barrio bendecidos, ya descansa en su ermita esperando que comiencen las fiestas de 2017.