Unos con largas melenas, otros con el pelo recién cortado, algunos vestidos con elegantes abrigos, grandes, pequeños, silenciosos o absolutamente estridentes; la variedad de animales que acudieron ayer junto a sus dueños a la misa y bendición de las mascotas en la ermita de San Antón era inabarcable.

Centenares de personas se apostaron a las puertas del templo del barrio murciano con sus mascotas para que, un año más, recibieran el agua bendita, que el sacerdote lanzó con el hisopo acabada la misa.

Hubo de todo: los perros fueron mayoría, pero también se pudieron ver numerosas jaulas con distintos tipos de aves -sobre todo canarios y periquitos-, tortugas minúsculas, algún gato, un poni e incluso un par de gallos.

Y es que estos seres con los que se vive llegan a formar parte de la propia familia. Muchas de las personas presentes en el acto, «uno de los más tradicionales de la ciudad de Murcia desde el siglo XIV», según las palabra del presidente de la Comunidad, Pedro Antonio Sánchez, aseguraron que sus mascotas eran «como un hijo más».

Las hermanas Patricia y Paula demostraron que su pájaro y su tortuga lo son para ellas. Acudieron a la bendición por primera vez «tras unos años viviendo fuera»,. explicó su madre. Ambas esperaban ilusionadas con los animales entre sus manos el momento en el que el agua del hisopo los bañase.

La misma expectación se pudo ver en la cara de Ana que, un poco más alejada, seguía la misa por los altavoces con un conejo negro. También ocurrió con una señora que se acercó al lugar con un enorme gallo de plumaje rojizo. Indicó que el ave, que tenía seis meses, estaba «muy tranquila y acostumbrada», por lo que no habría «ningún problema», pese a estar rodeada de perros.

Terminada la eucaristía y tras cantar el himno de San Antón Abad, el sacerdote salió a las puertas de la ermita. Subido a una plataforma y con el hisopo en las manos, comenzó el ritual que se repite cada año: los fieles, con los brazos estirados cargando a sus animales, se esforzaban por que el agua bendita les cayese encima. Apenas un minuto y los animales benditos, con sus dueños, emprendieron el camino de regreso a casa bajo el grito de «¡Viva San Antón!».

Dos rapaces en misa

El presidente de la Comunidad, Pedro Antonio Sánchez, recordó su apuesta por una Ley regional que asegure el 'sacrificio cero' y proteja a los animales.

Sánchez acudió al acto, en el que también estuvo el alcalde de la ciudad de Murcia, José Ballesta, junto a su familia que, por un día, acogió a dos 'mascotas' muy especiales: las hijas del presidente llevaron a la ermita de San Antón dos crías de ave rapaz nocturna que mejoran de unas heridas en las alas en el centro de conservación de El Valle y que serán devueltas a la naturaleza próximamente.