Nacho Pardo, coordinador del Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo (CATS), sostiene que «es un tabú hablar de sexo, sobre todo cuando la sexualidad que se siente y se vive contradice las normas morales y sociales establecidas», pero «hablar de prostitución no es tabú».

Considera que «todo el mundo habla de prostitución y parece saber muchas cosas acerca de la actividad simplemente por lo que ha escuchado o leído, en muchos casos sin haber hablado con una prostituta. El tabú aparece cuando se usa el sexo para realizar un intercambio comercial».

En opinión de Pardo, «sin quitar importancia al hecho de que el bienestar y la plenitud sexual sea muy importante en una persona, se tiende a maximizar el aspecto sexual influidos por moralidades que pueden menoscabar decisiones personales que deberíamos aprender a respetar»

De esta manera, «la elección de ejercer la prostitución se ve mal porque parece que es lo último que se ha de elegir, cuando todos hacemos elecciones que potencian un aspecto del bienestar personal en detrimento de otro: trabajos que no nos gustan, en detrimento del bienestar psicológico y otros, pero que se traduce en una mejora de la situación (o bienestar) económico». «Cualquier decisión es 'moralmente' válida. Según algunos, la de ejercer la prostitución, no», dijo.

Nacho Pardo asevera que «algunas trabajadoras del sexo desean otro trabajo y debemos ayudarlas en ese sentido. Pero no debería ser el único apoyo que les demos: otras mujeres lo que quieren es que les ayudemos a mejorar sus condiciones laborales actuales».

«La prostitución es una actividad marginal no ya por el hecho de que se encuentre dentro de la economía sumergida, sino por el estigma social que sufre», destaca el responsable de CATS.

«Muchas trabajadoras del sexo no están en riesgo de exclusión porque ganan lo suficiente para llevar una vida normal (alojamiento, manutención, hijos escolarizados?) pero no por ello dejan de realizar una actividad marginal», manifesta, a lo que añade que «mucho de esto es debido al no reconocimiento de la actividad como un trabajo por el ministerio de Empleo».

A este respecto, remarca que «si la prostitución fuese un trabajo pienso que daríamos un paso importante en la lucha contra el estigma que sufren las personas que ejercen». «Pero el estigma tiene múltiples frentes y hasta que no se reduzcan y eliminen, la prostitución seguirá siendo una actividad marginal para la mayoría de la sociedad», detalla.El Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo (calle Pintor Sobejano, Murcia) es una asociación sin ánimo de lucro que defiende los derechos de las trabajadoras sexuales, desde el respeto a su decisión individual de permanecer o cambiar de actividad.