«Reconozco los hechos, estoy arrepentido de lo ocurrido ese día y pido perdón a los servicios sanitarios, a los policías locales, bomberos y policías nacionales; y a todos los comerciantes y vecinos. Pero sobre todo, a mi familia».

Estas fueron las palabras elegidas ayer por Julio Francisco G., quien hace dos años se atrincheró en su habitación en el edificio de los Nueve Pisos de Murcia durante doce horas, desde donde disparó en dos ocasiones contra agentes de la Policía, y que ayer fue juzgado por la Audiencia Provincial de Murcia.

Julio, que tenía problemas de drogodependencia, lo que había provocado un trastorno de su comportamiento, fue condenado a sendas penas de dos años y medio por dos delitos de atentado y homicidio en grado de tentativa. La vista se celebró en la Sala Segunda de la Audiencia durante el juicio por conformidad entre la defensa y el Ministerio Fiscal.

Asimismo, se le sentenció a 9 meses de prisión por tenencia ilícita de armas, pena que podrá ser conmutada por una multa de 2 euros por día durante 18 meses -algo más de 1.100 euros- o incluso llegar a ser suspendida, según petición del abogado defensor Raúl Pardo-Geijo Ruiz. El letrado pidió a la Sala la posibilidad de que el acusado cumpliera los tres años que le quedan de condena -al haber transcurrido ya dos ingresado en prisión preventiva- en un centro de atención especial para drogodependientes. De hecho manifestó que había dos que tenían una plaza disponible y podría buscar otros.

El Tribunal, con la conformidad de la fiscal, acordó que evaluarían el caso una vez fuera publicada la sentencia, no descartando permutar la sentencia en prisión por la del centro especial.

Intervinieron los GEO

Los hechos ocurrieron el 18 de septiembre de 2013 cuando el ya condenado se encerró en su habitación con una pistola durante 12 horas. La primera llamada la hizo su madre hacia las 11 de la mañana solicitando una unidad médica porque su hijo llevaba varios días sin salir del dormitorio ni comer. Los sanitarios, al no poder acceder a la habitación, pidieron asistencia a la Policía Local, porque el hombre se negaba a ser trasladado al hospital y amenazaba con tirarse por la ventana y autolesionarse con una navaja.

Cuando la patrulla de la Policía Local de Murcia llegó e intentó acceder al dormitorio, que estaba atrancado con una silla, el condenado, tras gritar «que no entren», disparó contra uno de los agentes en el umbral de la puerta con un arma de fuego, cargada con balas del calibre nueve milímetros largo, según consta en el sumario de los hechos.

Los agentes decidieron entonces acordonar la zona y avisar a la Policía Nacional, que mandó una unidad GEO (Grupo Especial de Operaciones). Mientras seguían las negociaciones con el hombre, intentando que depusiera su actitud, al filo de las 23 horas los agentes asaltaron el dormitorio, momento en el que se produjo un segundo disparo y un intento de un tercero. Finalmente, tras reducir al condenado, la operación se saldó sin heridos, y éste fue trasladado por los servicios de emergencias al Hospital Virgen de la Arrixaca.