El Tribunal Supremo (TS) ha confirmado la sentencia de la Audiencia Provincial de Tenerife que condenó a 36 años de prisión a una vecina de La Laguna que abusó de sus dos hijas de 5 y 8 años siguiendo las indicaciones que le hacía el segundo acusado, un vecino de Murcia al que conoció por internet y que fue condenado a 38 años de cárcel.

La sentencia del Alto Tribunal desestima el recurso de este último contra la sentencia que condenó a ambos también a pagar de forma solidaria una indemnización de 50.000 euros a las menores, a las que no podrá acercarse a menos de 200 metros en los diez años posteriores a las penas privativas de libertad.

La Audiencia tinerfeña declaró probado que la madre y el otro procesado iniciaron una relación de amistad a mediados de abril de 2010 por internet, en el curso de la cual ella pensó abandonar la isla y trasladarse a vivir a Murcia, donde residía él, quien, "con el fin de ganarse su confianza, le envió una fotografía de una persona que no era él".

Como consecuencia de esa relación, el hombre tuvo conocimiento de que la acusada estaba casada y tenía dos hijas menores de edad.

Al menos desde enero de 2012, añadía la sentencia que ahora se ve confirmada por el Alto Tribunal, cuando las niñas tenían 5 y 8 años, ambos "las utilizaron para satisfacer sus más bajos instintos de naturaleza sexual".

Así, señalaba el tribunal, concertaron la realización de numerosos vídeos y fotografías de ese contenido, "en los que las menores eran protagonistas activas, bien solas, bien las dos, bien una u otra con su madre".

Decía también la sentencia que era el procesado el que indicaba a aquella lo que quería que hicieran las niñas y cuando una de ellas se oponía a realizar estas prácticas, la madre le decía que no podían oponerse a ello, ya que, en ese caso, las castigaría.

El relato de hechos probados recoge que la madre, que enviaba esas grabaciones al otro acusado, sometió a las niñas a todo tipo de perversiones sexuales y llegó incluso a obligarlas a que se introdujeran objetos eróticos o botellas de vidrio en la vagina o a que se bebieran el semen que previamente había extraído a su marido.

La sentencia respaldada ahora por el TS condenó a ambos procesados como autores de dos delitos continuados de abuso sexual y otros dos de utilización de menores en la elaboración de material pornográfico, aunque impuso a la madre una pena inferior a la del otro procesado por haber confesado los hechos.