CARLOS V EN MURCIA.

El día 4 de diciembre de 1541, hace 474 años, llegó a la ciudad de Murcia el emperador Carlos V. Vino a las seis de la tarde tras la puesta del sol. Hizo su entrada por la puerta del Puente, también llamada de África, y de allí se dirigió a la puerta de Xecura o de Vidrieros (actual san Antolín) donde en presencia del concejo, regidores y el notario mayor juró los privilegios y fueros de la ciudad.

SALZILLO ACADÉMICO.

A seis días del mes de diciembre del año de gracia de mil setecientos setenta y nueve la Sociedad Económica de la muy noble y leal ciudad de Murcia inaugura su Academia de Dibujo siendo nombrado académico director el ilustre escultor de esta ciudad don Francisco Salzillo y Alcaraz.

SANTA BÁRBARA BENDITA.

"Santa Bárbara bendita

Que en el cielo estás escrita

Con papel y agua bendita

En el ara de la Cruz

Padre Nuestro, amén, Jesús.

Santa Bárbara doncella

Líbrame de una centella

Y del rayo tan temido

De rodillas te lo pido

Delante de la santa Cruz

Padre Nuestro, amén, Jesús»

Desde tiempos inmemoriales, el huertano ha tenido una fe y devoción extraordinaria a esta santa mártir cuya festividad se celebra el día 4 de diciembre. Especialmente los días de tormenta, tras ver el relámpago, se rezaban algunas de las jaculatorias que hemos recordado. De ahí que también se dijera popularmente «Solo te acuerdas de santa Bárbara cuando truena». La santa es abogada protectora contra las tormentas ya que, según refiere el martirologio cristiano, al ser decapitada por su propio padre se desencadenó una terrible tormenta y un rayo le alcanzó de lleno matándolo tras la decapitación de su hija. Asimismo es la patrona del arma de Artillería, tan vinculada a la Región de Murcia. En la actualidad, en todos los buques de guerra de la armada española se llama ´santabárbara´ al compartimento donde se guarda la munición.

LOS MURCIANOS A LA CONQUISTA DE VERA.

El día tres de diciembre de 1406, tropas murcianas de Lorca salen a la conquista de la ciudad de Vera (Almería) llevando dos bombardas, doscientos cincuenta caballos y setecientos cincuenta infantes entre lanceros y ballesteros.

LA MASTIA DE LOS TARTESIOS.

Hacia el siglo VII a.C., los tartesios formaron un gran Estado, que se extendía desde las orillas del Guadiana hasta el río Thader, el actual río Segura. En su interior se fueron organizando dos áreas de influencia presididas por dos ciudades, que concentraban el poder y la riqueza.

LA FUERZA DE ESTE MÍTICO PUEBLO.

La Tartesia Citerior tenía como capital a Mastia, identificada hoy con Cartagena. No se ha comprobado arqueológicamente su ubicación, pero su toponimia (mastos significa pechos o senos en griego) hace referencia a las cinco colinas de Cartagena. La presencia de los tartesios en el Mediterráneo se tradujo en una época de esplendor cultural y comercial, en la que Cartagena fue amurallada y su puerto contempló la llegada y salida de navegantes orientales. Todavía hoy, la pertenencia de Cartagena a la Tartesia Citerior sigue suscitando controversias entre los historiadores.

REFRANERO POPULAR MURCIANO PARA EL MES DE DICIEMBRE.

-Si llueve en la Purísima Concepción, llueve en Carnaval, Semana Santa y Pascua de Resurrección.

-El mes de las Pascuas se vive junto a las ascuas.

-Quien quiera mucho pan que barbeche antes de la Navidad

SAN NICOLÁS.

El 6 de diciembre se celebra la festividad de san Nicolás que, en la Región de Murcia, es patrón de la diputación lorquina de Avilés. En la capital se alza un templo dedicado al santo de Bari. Se comenzó a edificar en 1736 y se acabó siete años después en 1743. En las dos portadas hay sendos medallones con altorrelieves del obispo titular del templo que se han atribuido, desde siempre, a Francisco Salzillo y su taller pero, también, algunos historiadores atribuyen a Jaime Bort.

Este templo se reedifica sobre otro anterior que se cree fue contemporáneo a la incorporación de Murcia a la corona de Castilla. Su reconstrucción se debió a don Diego Mateo Zapata.

Era éste un médico murciano y eminente escritor que, establecido en la Corte, despertó gracias a sus méritos envidias y hostilidades siendo acusado ante el Tribunal del Santo Oficio y después fue hecho prisionero, juzgado y condenado. Para reivindicar su fe, su cristianismo y su piedad hizo reconstruir este templo de San Nicolás, donde había sido bautizado, gastando en ello casi toda su fortuna.

LA VIRGEN DE LA FUENSANTA EN ZARAGOZA.

El pasado día 18 de septiembre se cumplieron 75 años de la peregrinación que llevó a cabo la Diócesis de Cartagena a la ciudad de Zaragoza portando, para tan especial ocasión, la imagen de la Virgen de la Fuensanta, patrona de la ciudad y la vega. Fueron en total setecientos kilómetros de fe y devoción los que recorrió ´la Morenica´ en aquel viaje que estuvo promovido por el entonces obispo de Cartagena don Miguel de los Santos Díaz y Gomara. Natural de Fitero (Navarra) estudió Teología en Zaragoza siendo, desde aquellos años de juventud, un gran devoto de la Virgen del Pilar.

Dos acontecimientos había que celebrar en aquel año de 1940. Por un lado se cumplían mil novecientos años de la «aparición junto al Ebro» de la Virgen. Se cree que fue en el año cuarenta de nuestra era cuando la Virgen se apareció al apóstol Santiago sobre un pilar y por otro lado, aquel año, recién acabada la contienda civil se consideró como un hecho milagroso que las bombas arrojadas sobre la basílica no hubieran explotado. Años más tarde y tras la muerte de Franco nos enteramos que todo aquello de las bombas fue pura propaganda del Régimen pues, aunque fueron arrojadas sobre los tejados de la Basílica, jamás hubieran podido explotar ya que no llevaban carga y, por otro lado, fue la propia aviación ´franquista´ la que las arrojó para hacer creer en el milagro.

Pero volvamos a nuestra historia.

El buen obispo de la Diócesis de Cartagena, don Miguel de los Santos, preparó todo para que la patrona de Murcia viajara a Zaragoza en un viaje o jubileo de acción de gracias a la Pilarica, considerada Patrona de España. El tren, donde se utilizó un vagón especial para montar un altar donde llevar a la Fuensanta, salió a las ocho de la tarde de la estación del Carmen donde miles de murcianos acudieron a despedir a nuestra patrona. Estaba prevista la llegada a Madrid a las seis de la mañana, donde se detendría una hora para el desayuno de las autoridades y posteriormente proseguir viaje hacia la capital aragonesa.

La Diócesis organizó un viaje especial de cinco días completos con estancia y hospedaje, incluidas comidas en ruta y los billetes del tren, cuyo precio oscilaba entre las 313 pesetas en primera clase y las 198 en segunda. Además, se podía renunciar al hospedaje, lo que reducía el coste a 240 y 120 pesetas, respectivamente.

El fervor de la despedida en Murcia se repitió en las estaciones de Alcantarilla, Molina, Archena, Cieza, o Hellín, donde miles de devotos la aclamaron durante su viaje hasta la estación madrileña de Atocha. Allí, en Madrid, se incorporó a la expedición el alcalde de la capital, Agustín Virgili Quintanilla. La patrona de Murcia en el andén de la estación madrileña fue recibida por el ministro de Educación.

También a la Fuensanta la acompañó una comisión de concejales del ayuntamiento capitalino. Junto a ellos se desplazaron los maceros, quienes custodiaron durante todo el viaje el Pendón Real, regalo de Alfonso X el Sabio, y el Pendón de la Ciudad. Junto al obispo de Cartagena, Miguel de los Santos Díaz Gomara, impulsor de la peregrinación como ya hemos comentado se sumó el gobernador civil y Jefe Provincial del Movimiento, el segoviano Vicente Sergio Orbaneja.

Cuando llegó a Zaragoza la expedición murciana, la Virgen de la Fuensanta recorrió sus amplias avenidas en dirección a la basílica. Frente a la Facultad de Medicina, (fotografía en nuestra portada del diario) sede improvisada de la procesión, le rindió honores una compañía de Infantería. Y desde allí partió el solemne cortejo en dirección a la Basílica del Pilar donde tendrían lugar los actos litúrgicos preparados al efecto.

Portaba la sagrada imagen la tristemente célebre corona de piedras preciosas, que más tarde le robarían en la Catedral en enero de 1977, y un hermoso manto bordado en oro. Y fue llevada a hombros en el antiguo trono de plata que le regalaran los marqueses de Aledo. Encabezaban el desfile también 400 niños, de un hospicio de Bilbao, de peregrinación en la ciudad aragonesa.

Como guardia de honor de la Patrona se eligió a Fernando Hernández Huerta, uno de los dos guardias civiles que custodiaron la imagen en el monte tras el estallido de la Guerra Civil y antes de ser trasladada a la casa de Fernando Monerri, en la ciudad de Murcia, quien también se sumó a la expedición como ´cabo de andas´ del trono de ´la Morenica´.

El acto de presentación de la peregrinación murciana corrió a cargo del padre jesuita Eduardo Rodríguez, de la iglesia murciana de Santo Domingo, y del obispo de Cartagena. La Virgen de la Fuensanta fue ubicada a la derecha de la capilla mayor y el Pendón Real se colocó a los pies de la Pilarica. Hasta altas horas de la madrugada desfilaron los fieles por la Basílica que, esa noche memorable, no cerró sus puertas al público.

El 24 de septiembre a las cinco y media de la tarde, la Patrona de Murcia abandonó el Pilar. Se vivieron momentos muy emocionantes, según contaban los testigos, aplausos ensordecedores, vivas a la Pilarica, a la Fuensanta, a Murcia y a Zaragoza. Entretanto, el Gobierno Civil de Murcia convocaba a los vecinos a recibir a su patrona. El alcalde accidental, José Aznar, emitió otro comunicado similar animando al pueblo a que la llegada «no desmerezca en absoluto de la tributada por Zaragoza». Y Murcia respondió. Como no podía ser de otra manera. Más de ochenta mil personas, según los diarios de la época, salieron a las calles a recibir a la Patrona de la ciudad y la vega.

Desde la estación hasta la plaza de Belluga se instalaron unos treinta y ocho arcos de guirnaldas y de flores. Más otro monumental sobre el Puente Viejo, tapizado de pétalos de rosa y coronado por el escudo de la ciudad y las siguientes inscripciones: ´Murcia a su Patrona´ y ´¡Viva la Virgen de la Fuensanta!´ Cuando el trono alcanzó ese lugar fueron liberadas decenas de palomas mientras se celebraba el tradicional saludo a la Virgen de los Peligros.

Varias bandas de música acompañaron la procesión. Hacía guardia de honor el Ejército. Y ya, antes de entrar en la Catedral, por la puerta de El Perdón, una sección de Infantería volvió a rendirle honores como Capitana General de las tropas. Varias carretas enjaezadas con jóvenes ataviadas de huertana iban delante de la procesión lanzando en todo el recorrido pétalos de flores. La plaza del Cardenal Belluga quedó alfombrada de pétalos de rosa y centenares de palomas surcaron los cielos murcianos para dar la bienvenida a la Patrona.