Una sargento de la Policía Local de Murcia que declaró ayer como testigo en el juicio que se desarrolla en la Audiencia Provincial contra seis miembros de ese cuerpo acusados de reventar varias veces la taquilla de un cabo en los vestuarios del cuartel de Beniaján calificó los hechos de «intolerables». Esta suboficial reveló que en los meses de abril y mayo, la taquilla de aquel, que actúa como acusación particular en el juicio, apareció con la cerradura sellada con silicona, por lo que se tuvo que reparar.

Tras esos hechos iniciales, se decidió, según comentó la testigo, trasladarla hasta un despacho que se cerraba con llave, pero tras varios meses se decidió devolverla a su lugar de origen, porque era lo más natural, y entonces se produjeron los hechos que son juzgados ahora, que según las acusaciones consistieron en volcar la taquilla y hacer desaparecer algunos objetos del cabo, como las llaves de su vivienda y 90 euros.

Ante esa situación, confirmó también el inspector jefe, Ángel Marín, se decidió poner los hechos en conocimiento de la Policía Nacional al considerar que podían ser constitutivos de algún ilícito penal.

Para intentar identificar a los autores, dos miembros de este último cuerpo instalaron una cámara en el vestuario y, gracias a sus grabaciones, efectuadas entre los días 10 y 14 de noviembre de 2006, se pudo imputar a los seis agentes a los que se juzga por estos hechos. En la segunda sesión del juicio también declaró como testigo uno de los policías nacionales que instalaron la cámara, que manifestó que quedó colocada el 4 de noviembre, aunque, según aseguró la sargento, no se puso en funcionamiento hasta seis días después.