El robo de cable se ha convertido hoy día en un negocio muy lucrativo que trae de cabeza a todas las administraciones. Una de ellas es el Ayuntamiento, que paga cada año más de 250.000 euros por este tipo de hurtos, y que ha descubierto que los ladrones se están profesionalizando, extremo que ha comprobado ahora a raíz del último episodio de este tipo de delincuencia.

Los cacos del robo de cobre han sustraído el cable de más de cien farolas en distintos tramos de autovía, que se han quedado a oscuras, con un 'modus operandi' nuevo y desconocido hasta ahora. Fuentes municipales explicaron a esta Redacción que en una de las zonas asaltadas se ha descubierto que estos ladrones han utilizado maquinaria pesada para poder arrancar las arquetas con plancha de hormigón de 20 centímetros, una medida extraordinaria que el Ayuntamiento puso en marcha hace un par de años para acabar con esta lacra.

Las mismas fuentes añadieron que esa maquinaria pesada no se ve a simple vista desde la autovía porque estos grupos de delincuentes han actuado detrás de las pantallas acústicas antirruido de esas carreteras, lo que les ha servicio de parapeto para pasar desapercibidos. Otra estrategia que utilizan y que, de momento, les ha funcionado -apuntaron las fuentes municipales- es vestirse de trabajador de autovía, utilizando el mono de trabajo que usan estos empleados, para engañar a cualquiera que circule.

De esta forma han logrado en Murcia robar el cable de esas más de cien farolas, cuya reposición y trabajos complementarios van a costar a las arcas municipales 100.000 euros. Tras estos nuevos episodios de robo, el Ayuntamiento ha constatado que se trata «de gente profesional y grupos organizados que hasta se ponen monos de trabajo».

Los tramos afectados por este nuevo robo de cobre se encuentran, entre otras zonas, en la autovía que enlaza la Ronda Oeste con la autovía de Madrid, a la altura del centro comercial El Tiro; el cruce de la Albatalía, en Ronda Oeste, y en la salida hacia Granada de la autovía del Mediterráneo.

El robo de cable no sólo acarrea un desembolso extra de dinero por parte de las administraciones.

También puede llegar a poner en peligro la seguridad de las personas, como la sustracción hace cuatro años de sesenta metros de cable en la Estación del Carmen, en la línea que une esta zona con el centro logístico de mercancías que ADIF (Administración de Infraestructuras Ferroviarias) tiene en Nonduermas, que retrasó el horario de distintos trenes y que provocó miles de euros en pérdidas.

El caso más reciente relacionado con el tren ha sido la sustración de cable de cobre de la línea AVE de Cataluña, que motivó el cierre temporal del itinerario.