La gran virtud de la calle Trapería de Murcia es que tiene escaparates para todos los gustos y edades. Pero si hay uno que ponía de acuerdo a la inmesa mayoría de sus viandantes era el de la confitería Viena.

Pasteles y bollería tras su cristalera hacían las delicias de grandes y pequeños desde que en febrero de 1984 levantara su persiana por primera vez. Y de ello hace casi 32 años; o lo que es lo mismo, toda una vida dedicada a la repostería artesanal que terminó ayer entre el reconocimiento de sus clientes más fieles.

«Durante toda esta semana he recibo llamadas, whatsapps, visitas y el apoyo y cariño de clientes de 30 años que ya no son clientes, son amigos», asegura Antonio Lorca, propietario de la confitería Viena.

Su jubilación y el consecuente cierre de su establecimiento deja un vacío, no solo físico en el insigne callejón de la localidad, sino en la memoría de la ciudad y, especialmente, en la resposteria tradicional murciana.

«Quedamos muy pocos artesanos. Yo soy uno de los que desaparece y, por desgracia, cada vez se está apostando más por productos semielaborados», reconoce Lorca, un ferviente defensor de la elaboración casera de sus dulces: «Todo producto que se ha vendido en la confitería Viena, exceptuando cosas de consumo directo (refrescos, chocolatinas), ha sido hecho en casa».

Sus métodos -«respetando las tradiciones e incorporando mil y una innovaciones»- le han valido a esta pequeña confitería el reconocimiento, no solo de su público, sino también de las instituciones: Premio Mercurio de la Cámara Oficial de Comercio, certificación AENOR y única pastelería de Murcia con dos soles de la dirección general de Consumo, Comercio y Artesanía, «el equivalente a las estrellas Michelin».

El propio Lorca reconoce que Viena «ha sido señera por su calidad, atención y servicio constante, y eso se nota en estos días en los que la gente no ha parado de ofrecer muestras de cariño, respeto, admiración y lamento». Y es que son ellos, sus clientes, quienes más van a lamentar su cierre; más ahora, cuando se acerca la Navidad y por primera vez se sentirán huérfanos de las tortas de Pascua murciana y las cocas de chicharrones de la confitería Viena.