Los enfermeros del servicio de Farmacia del hospital Virgen de la Arrixaca presentaron el pasado viernes a la dirección del centro un escrito en el que piden explicaciones por la posible mala instalación de una cabina donde producen preparaciones citostáticas, que son utilizadas para tratamientos contra el cáncer y que pueden generar residuos y gases tóxicos.

Según el colectivo, una de las campanas de preparaciones donde trabajan habitualmente no cuenta con los sistemas de extracción de aire pertinentes para que los posibles gases contaminantes que se emiten salgan al exterior del hospital y no queden en la sala.

Tras conocer el caso, los responsables del servicio «enviaron a los técnicos del hospital el mismo viernes, que comenzaron a elaborar un informe y paralizaron el uso de la campana hasta conocer si ocurre lo que los trabajadores trasladaron en el escrito», informaron desde la dirección del centro.

Un ´despiste´ de cuatro años

  • La sala blanca, que es una instalación debidamente preparada para este trabajo, lleva en funcionamiento desde 2011. Alberga distintas campanas o cámaras que sí incluyen el llamado sistema de presión negativa, que expulsa el aire fuera. Tal y como informan los enfermeros del servicio de Farmacia en el escrito presentado el viernes, «hace unos días, y de forma casual, observaron que a diferencia de las campanas de uso similar, la destinada al trabajo de farmacotecnica no cuenta con salida de flujo al exterior».
  • Además, informan de que en las campanas que sí están preparadas con el mecanismo de extracción de aire, ellos trabajan con una mascarilla y condiciones especiales, algo que no hacen en esta, pues nadie les había informado de que «debía ser así». Algunos trabajadores no entienden cómo nadie se ha dado cuenta de la situación en estos cuatro años.

La preocupación de los trabajadores es evidente, pero no se sienten alarmados: quieren saber si han podido «estar expuestos a algún contaminante y en qué grado». Además, apuntan que esa cabina está instalada en una sala de nutriciones, donde se realizan los preparados alimentarios para los enfermos que no pueden ingerir por vía oral. Pese a que los niveles de toxicidad «son pequeños», los enfermeros creen que no es adecuado que estos aerosoles puedan contaminar en el mismo ambiente.

«Indignados» es el calificativo que se ponen algunos de los profesionales que diariamente trabajan en esa instalación por el momento deshabilitada por la dirección del centro. Consideran que los responsables de la situación no deben «escurrir el bulto» y que deben asumir la situación si realmente el trabajo en la sala no se está realizando de manera óptima.