Cada día son más usados los andamios denominados de cremallera, el modelo que se vio afectado en el accidente de ayer, para la restauración de fachadas. Se eligen sobre los tradicionales, o denominados europeos, por la rapidez del montaje, la posibilidad de tener mayor altura de instalación y la menor ocupación de la vía pública. Por el contrario, cuando se realizan trabajos en este tipo de andamios las medidas de seguridad deben ser mayores. Los andamios de cremallera tienen la consideración de aparatos elevadores, y su montaje y conservación están regulados por varios Reales Decretos, así como directivas europeas e Instrucciones técnicas complementarias. Además del certificado de montaje o las instrucciones del fabricante, dependiendo si tiene marcado CE, son obligatorios el uso de casco con barbuquejo y arnés sujeto a una línea de vida, que estará anclada a un elemento fijo de la fachada, para que, en caso de desplome, el trabajador pueda garantizar su vida. La legislación también establece que el encargado de manipular el andamio deberá tener una formación específica, así como que todos los trabajadores deberán de haber recibido formación en trabajo de altura.