El rector de la Universidad de Murcia confirmó ayer su decisión de destituir al gerente de la institución, Francisco J. Pérez Guzmán, tal y como confirmó la propia Universidad en un escueto comunicado. La decisión supone la segunda baja en el equipo rectoral de la UMU después de que el pasado 8 de octubre se consumara la dimisión del vicerrector de Comunicación, José Antonio Gómez. El sustituto de Pérez Guzmán será el director del servicio informático Ática, Tomás Jiménez.

Fuentes consultadas por LA OPINIÓN aseguran que la decisión sobre Pérez Guzmán se produce después de que se hayan generado evidente tensiones y falta de entendimiento entre ambos. El desgaste de la relación y un distinto enfoque a la hora de solucionar problemas y necesidades de la Universidad serían las causas de este desenlace. El caso de Gómez la marcha se produjo por un enfrentamiento directo con el rector por una decisión en el ámbito de la comunicación.

Orihuela, en conversación con esta Redacción, no quiso dar detalles sobre los motivos de su decisión, argumentado que debe dar las explicaciones primero ante los órganos internos de la Universidad de Murcia. Lo que sí que explicó Orihuela es que «después de un año y medio era conveniente un cambio en la gerencia, que requiere mucho trabajo y creo que necesita un empuje importante y que las decisiones fluyan». A pesar de que es evidente que Orihuela considera que necesita otra persona para esa tarea, el rector agradeció «el trabajo enorme y concienzudo de Guzmán y su dedicación absoluta».

Esa nueva persona que busca Orihuela será Tomás Jiménez, jefe del servicio informático Ática. El relevo se hará oficial después de que el próximo lunes se comunique en la reunión del Consejo Social la decisión y se proceda a solucionar los trámites que exige la normativa. El rector asegura que el del gerente es el único cambio previsto en su equipo, a pesar de que insiste en que «este es un equipo rectoral dinámico». Diferentes fuentes consultadas insisten en que las tensiones entre algunos vicerrectores y el rector son claras y que las relaciones entre muchos de los que ocupan los despachos de la Convalecencia no son todo lo buenas que cabría esperar. Oficialmente se asegura que todos trabajan con normalidad y no habrá más relevos.