El Claustro celebrado ayer tenía como único punto del día analizar las explicaciones del presidente del Consejo Social, Javier Ruano, por su voto a favor de que la UCAM implantara Odontología. Sin embargo, durante el amplio debate, sobre todo después de que Ruano abandonara la sesión, lo que realmente salió a relucir fue el enfado por parte de muchos claustrales del trato que recibe la Universidad privada por parte del Gobierno regional y de autoridades superiores, incluida la Aneca, la agencia de evaluación que aprueba los títulos académicos. En este contexto la profesora Concha López reconoció que la situación vivida con Ruano «es el resultado de veinte años de desencuentro entre la UMU y la Comunidad Autónoma con respecto a la UCAM», por cómo se conceden sus títulos y a las diferencias de criterios que desde la Universidad de Murcia sienten que hay con respecto a la privada. Ante esta y otras intervenciones que llegaron a pedir acudir a los tribunales cuando se observen agravios comparativos con la UCAM, el rector Orihuela dejó muy clara su reflexión, que fue seguramente el ataque más claro contra la universidad privada que ha hecho Orihuela desde que está en el cargo: «Yo también estoy harto», afirmó, para después sentenciar que «la UCAM de Universidad tiene poco, es un desastre y hay que estar ahí para denunciarlo». El rector se comprometió con el Claustro a ser reivindicativo ante las instituciones que sean necesarias para evitar lo que algunos claustrales denominaron «competencia desleal» en algunos campos y titulaciones de la privada.