José Reyes Guillén nace en la Murcia de 1921, en la calle de la Aurora, que entonces conservaba todavía el encanto del paisaje y el olor a flores. Avanzando los años treinta hay que formarse y en pintura nada como la Real Sociedad Económica de Amigos del País, a unos cientos de metros de su casa. Fue su profesor Sánchez Picazo el verdadero maestro de José Reyes. Comienzan los años cuarenta y obtiene una beca del ayuntamiento de Murcia para acudir a Bellas Artes de San Fernando en Madrid, donde estudia desde 1941 hasta 1946. A los 20 años, en el verano de 1942, presenta su primera exposición en Cieza.

En solitario se lanzaría a exponer durante las Navidades de 1944 cuarenta lienzos con pinturas y dibujos. En esta década obtendría notables premios en Cieza y Murcia. Los años cincuenta le trajeron nuevas experiencias. La prensa le presta cada vez más atención, y en 1950 se hace eco de dos autorretratos en los que expresa el mundo contemplativo en delicados tonos grises con fondos de tintas en diversas gradaciones que recuerdan el sfumato.

Son años en los que realiza diversos paisajes en acuarela y pinta costureras. Domina bien el dibujo, marcando los contornos con plumilla, y al tiempo maneja con habilidad y oficio la técnica y el color. Tan intensa actividad daba sus frutos obteniendo un premio en la Primera Bienal Hispano-Americana.

José Reyes, fallecido en enero de este año, supo orientar el centro hacia aspectos culturales, con veladas teatrales, sesiones de cine, música clásica y exposiciones de pintura. Aquí compartiría parte de su vida con Baldomero de la Fuente, Eloísa Mateo, Pedro Marín, María Girón, María Dolores Abizanda y Francisco Hernández. Pese al intenso trabajo desarrollado, no deja de lado la pintura y vemos nuevas exposiciones suyas en la Sociedad de Cazadores, con acuarelas que juegan con los efectos de luz.

Son años en los que se vuelca en interiores y temas al aire libre, por igual, que rozan el impresionismo derrochando luminosidad y con originales toques de pluma: retratos infantiles, el Taller del tapicero, El Patio... Años después, en 1957, expone en el Premio Villacís con su obra Familia del pintor. Y conforme caminamos hacia el cambio de década, conoce a Avellaneda, Aurelio, Bonafé, Saura Pacheco, Párraga y sigue exponiendo en Sevilla, Pamplona, Madrid, Murcia, con 35 paisajes y rincones de Asturias. Los retratos, paisajes, escenas de café evocando la pintura francesa, marcan en Reyes toda una época y una tendencia. Las puertas de la galería Chys se abren a su obra en la primavera de 1969. Su pintura es ahora mesurada y prudente expresando su visión intimista de la vida con lienzos como Paisaje navarro, Santa Cena, Niña sentada o Niña leyendo, con variedad de matices de gran expresionismo.

Su pintura, su buena pintura, se mueve entre el academicismo y el eclecticismo. Ha sabido plasmar en sus acuarelas los interiores, rincones caseros, paisajes de almendros y algarrobos..., en tanto que en sus óleos vemos bodegones y rincones huertanos reflejados con gusto, estética y detalle. En ambos casos sabe combinar perfectamente materia y luz. Cabe destacar en su obra dos visiones de la realidad denominadas: Distornismo y Retiniana.