En el tradicional bando de la Feria, el alcalde, José Ballesta, prometió trasladar las fiestas en torno al río, su enclave original. Y lo cierto es que pasear por los márgenes del Segura durante estos días se convierte casi en misión imposible. A los comunes transeúntes se unieron ayer acróbatas, malabaristas, serpientes, lechuzas y hasta un simpático suricato llamado Timón, como no podía ser de otra forma. Una fauna exótica, variada y divertida que danzaba gobernada por una especie muy concreta: los niños.

A ellos están enfocadas las tardes de esta Feria de Septiembre, en especial durante los fines de semana y a partir de las siete de la tarde, cuando empieza a bajar el sol. Es entonces cuando al pasar la pasarela Manterola comienzan a verse tiras de banderolas que forman una carpa improvisada; carpa delimitada por los más de cien niños que se amontonan sobre una alfombra azul que limita el coso de este ´Puente de Circo´, organizado por la agrupación La Chimenea Escénica.

Una peculiar pareja de bailarines clásicos, dos duendes juguetones, un mago bromista y un presentador carismático dieron el pistoletazo de salida a una tarde de risas, acrobacias y magia para los más pequeños de Murcia. Y, ojo, también para sus papis, a los que los payasos de este circo invitaron a «sentar el culito en el suelo, mancharse un poco y disfrutar del espectáculo». Ni siquiera unas gotas de lluvia, que cayeron por momentos, pusieron en riesgo la función, con los niños volcados en este «congreso científico multicultural de artes escénicas», que hoy, a la misma hora (19.00h), volverá para quien se perdiera ayer sus diabluras.

Y de dejar volar la imaginación de los más pequeños a que sea una lechuza la que protagonice maniobras aéreas en el cielo de Murcia. Pues otro de los actos que repetirá hoy (19.30h) en torno al Segura será ´La naturaleza en el puente´, organizado por la empresa lumbrerense Aguilas del Sol, que ofrecieron, al igual que el viernes, un espectacular show con diferentes tipos de aves rapaces. Eso sí, no sin antes presentar a sus pequeños -y no tan pequeños- acompañantes.

De simpáticos mamíferos, como la mofeta ´Moffy´ a reptiles tan peligrosos como la pitón reticulada. Y es que el elenco de reptiles que acudió al puente del hospital Reina Sofía puso en guardia a más de uno, mientras que otros se abalanzaban sobre el vallado de la carpa para acariciar una serpiente de más de tres metros de largo o un feroz caimán, siempre en brazos de los encargados del espectáculo.

A pesar de que la exhibición de aves se retrasó más de la cuenta y hubo que esperar a que las curiosas palomas despejaran las pasarela, los espectadores aguantaron estoicos para mantener su sitio privilegiado; y la función no defraudó. Ni siquiera el propio Ballesta se la quiso perder. Un Ballesta vigilante que se paseo por los diferentes espectáculos del río como controlando que sus fiestas fueran según lo previsto. Y, de momento, las lluvias le han respetado. Hoy más.