El Campus universitario de los Jerónimos amanecía ayer sin alumnos, pero engalanado para conmemorar la fiesta de su patrón. La Universidad Católica de San Antonio (UCAM) aprovechó la festividad de San Antonio de Padua para investir como doctor Honoris Causa al traumatólogo estadounidense Stephen Abelow.

Un centenar de doctores universitarios se acercaron al barroco templo de los Jerónimos. Sus trajes académicos de gala los delataban, con sus togas y sus coloridas mucetas, diferenciadas por titulación. La iglesia lucía arrebatada, sin casi huecos libres, porque también acudieron otros tantos profesores y trabajadores de una universidad que «tiene en nómina a más de 2.200 empleados», según comentó después su presidente, José Luis Mendoza.

La mañana universitaria en la UCAM no podía empezar de otra forma que con una misa que presidió el cardenal y arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, quien declaró que «hay que trabajar por una humanidad nueva que ame sobre todo a los más desfavorecidos, los desvalidos y los pobres». También asistieron el arzobispo emérito de Zaragoza, Manuel Ureña, y el obispo vigente de la diócesis de Cartagena, Lorca Planes.

Tras la eucaristía, que se prolongó por más de una hora, comenzó un solemne acto de festividad del patrón que no giró únicamente en torno a la investidura del decimosexto Honoris Causa de la institución, sino que además sirvió para reconocer a los nuevos doctores de la UCAM. Todos ellos recibieron su birrete, su medalla y sus guantes blancos, amén de su diploma. También se distinguió en el acto a nuevos catedráticos y directores de cátedra.

La universidad, fundada en 1996, está a punto de celebrar su vigésimo aniversario, como así lo recordó su rectora en el discurso inaugural.

«Son 19 años de lucha, sacrificios y conquistas para garantizar la calidad de la universidad», indicó Josefina García, agregando que la Católica fue la universidad que más títulos de grado presentó al programa ANECA. La rectora no hizo alusión explícita a la polémica por las prácticas de los universitarios en hospitales públicos, aunque declaró que «hay sitio para todos si se cumplen los objetivos. Los estudiantes son hijos de ciudadanos contribuyentes y tienen los mismos derechos».

El presidente Mendoza cerró «un día grande para la universidad», que cuenta con 240 profesores «entregados en cuerpo y alma a su profesión», además de más de 16.000 alumnos, según el propio Mendoza. «Preparamos a jóvenes para liderar la sociedad», anunció en un discurso marcado por «el amor de Dios», que mencionó en reiteradas ocasiones: «Todos tenemos una misión en la vida, y la mía fue fundar esta universidad. Pero no lo hice solo. En la UCAM somos una gran familia, unida por el amor de Dios, frente al individualismo que proclama la sociedad», zanjó.