Un paquete sospechoso encontrado a primeras horas de la mañana en la puerta principal del edificio de la Ciudad de la Justicia de Murcia puso este lunes en jaque a toda la zona, que estuvo acordonada durante poco más de una hora y media, impidiendo la entrada y salida de edificios, escuelas y cafeterías aledañas. El bulto fue al final detonado por Técnicos de Desactivación en Explosivos del Cuerpo Nacional de Policía (Tedax). La amenaza terrorista de los yihadistas flotaba en el ambiente, si bien al final todo quedó en un susto.

Fue el guardia de seguridad del edificio, José Alarcón, quien se encontró con el paquete sospechoso hacia las 7.30 horas de la mañana, cuando acudió a abrir la puerta principal. «Vi el paquete, muy bien hecho, de color azul y rodeado con un hilo blanco y que pesaba lo suficiente como para que no pudiera mover la puerta», explicó Alarcón. Como no quería tocar el fardo, por precaución, el agente llamó a la Policía, que al acudir al lugar decidieron dar parte a sus superiores.

Fue entonces cuando se acordó poner en marcha el protocolo para casos de paquetes sospechosos. A partir de ese momento, se llevó a cabo un despliegue de seguridad ciudadana, acordonando la calle a todo lo largo para impedir el tránsito; reclutaron a todos los trabajadores que ya estaban dentro del edificio para que se alejaran de la ventanas que daban a la puerta principal, al igual que ocurrió en las cafeterías y edificios escolares cercanos.

Policías acompañados de perros rastrearon también la zona y al final se decidió llevar a cabo una explosión controlada. Una vez detonado, se comprobó que el paquete sólo contenía arena, ladrillos, ropa en trozos y la cabeza de un pollo.

«Aunque al final todo se ha quedado en una anécdota, lo cierto es que en cuanto lo ví se me vino a la cabeza la amenaza yihadista», indicó José Alarcón.

Más tarde, en los corrillos, y tras pasarse el susto, se empezó a manejar la teoría de que podía tratarse de una broma pesada de alguien que había tenido una mala experiencia con la Justicia.

También Ángel Hernández, propietario del bar de enfrente de la entrada principal del edificio de Justicia, vivió muy de cerca todo lo ocurrido. «Estaba empezando a llegar gente al bar para el primer café de la mañana cuando han entrado policías diciendo que teníamos que desalojarlo porque había un paquete sospechoso. Entonces nos hemos ido a la parte de atrás del bar, hasta que ha terminado todo», dijo. Comentó que, tras la lógica inquietud, «todo ha seguido su curso habitual, pero lo cierto es que nos temíamos lo peor y a más de uno se nos vino a la mente lo ocurrido en París».

El paquete fue finalmente explosionado hacia las 9:10 horas de la mañana y al comprobar que no había nada peligroso se procedió a la limpieza del lugar y se abrió al tránsito la calle y la entrada al edificio para los usuarios.

A escasos metros de la Ciudad de la Justicia hay un colegio de educación especial, el Santísimo Cristo de la Misericordia, que no se vio afectado porque los alumnos entran a partir de las 9 de la mañana. A continuación está el IES Ramón y Cajal. El jefe de estudios del instituto, Fernando Cantó García, explicó que tuvieron que desalojar a casi un centenar de alumnos de dos clases, de 1º y 4º de la ESO, por encontrarse en el pabellón más cercano al edificio de Justicia. «Una de las clases estaba en el patio haciendo gimnasia, así que los hemos hecho entrar; también hemos cerrado todas las persianas para evitar roturas de cristales por los efectos de la detonación y a las dos clases las hemos trasladado al otro pabellón», manifestó Cantó.

Dado que el IES llevó a cabo un simulacro de evacuación antes de Navidad, «tras los primeros momentos de nerviosismo, porque algunos han sacado el tema de los yihadistas, los niños han reaccionado muy bien y han cumplido a la perfección el plan de evacuación», añadió, muy satisfecho, el jefe de estudios.

Cantó explicó que a las 10 de la mañana los estudiantes volvieron a sus aulas con total normalidad y que los tutores de todas las clases tenían instrucciones para, después del recreo, «abordar el tema de las medidas de precaución que siempre tienen que tener ante paquetes o bultos que no reconozcan, como medida de seguridad».

Andrés Munuera, delegado sindical de CC OO y del Comité de Seguridad de la Ciudad de la Justicia, destacó que si bien lo ocurrido ayer se había quedado en un susto, «se ha comprobado una vez más, lo inadmisible que es que el complejo carezca de planes de emergencia y de evacuación para este tipo de actuaciones».

Munuera relató que «llevamos dos años de estudio y aún no se han confeccionado, y hace dos meses estaba previsto hacer un simulacro de seguridad, pero se tuvo que cancelar porque no funcionaba la megafonía», apuntó y añadió que en la entrada trasera del edificio se comprobó que había unos pivotes, que «impedirían la entrada a los bomberos en caso de una emergencia». El sindicalista urgió a la aprobación del plan.