La Guardia Civil de la Región de Murcia ha desarrollado una investigación dirigida a esclarecer las circunstancias relacionadas con la agresión de dos perros -de razas potencialmente peligrosas- a varias personas en la pedanía murciana de Sangonera la Seca, que se ha saldado con la detención de dos personas a las que se les atribuye la presunta autoría de delito de lesiones por imprudencia grave

«Me arrancaron los guantes, los zapatos y hasta los calcetines. Los médicos dicen que tuve suerte de llevar tres pantalones para protegerme del frío, esto evitó que las heridas fuesen aún más graves», afirma desde su cama en La Arrixaca Inés Marinés, de 47 años y natural de Ecuador. Esta mujer del paraje de Cuevas del Norte, en Sangonera la Verde, sufrió el pasado jueves, junto a otros tres vecinos, el ataque de dos perros peligrosos de la raza American Staffordshire Terrier. «Cuando vi que estaban atacando a mi perra traté de espantarlos; después se fueron a por las gallinas y, mientras trataba de proteger a mi mascota poniendo un palé, volvieron y se abalanzaron sobre mí. Mientras uno me mordía en el cuello y el brazo, el otro lo hacía en la pierna», relata Marinés junto a su marido, Vasco Rojas. Los médicos le han dicho que debe permanecer ingresada como mínimo hasta el lunes. Tiene toda la pierna y el brazo totalmente vendados, además de magulladuras y mordiscos por todo el cuerpo. «Duele demasiado como para levantarse», se lamenta.

Ella es la única de los vecinos atacados que permanece ingresada, pero otras tres personas sufrieron heridas de diversa consideración y tuvieron que ser trasladadas al hospital en ambulancia. Dos de ellos son Antonio Baños Bastida y Alfonso Baños Hernández, que trataron de apartar a los perros cuando atacaban a Inés y fueron mordidos en brazos y manos. «Trataba de zafarme de uno y venía el otro a morderme. Debo llevar como treinta puntos en el brazo», señala Baños Bastida.

«Cuando escuché los gritos acudí para ayudar pero los perros me atacaron a mí también», cuenta con dificultad Filiberta Amor Cortijo, de 59 años, ya que los puntos que ha recibido en la boca le impiden hablar con normalidad. «Aún no sé cómo pero logré escapar arrastrándome hasta un árbol. Fue horrible», afirma esta vecina. Cuando volvió del hospital recibió la visita de Verónica, propietaria de los perros junto a su marido Agustín, y le aseguraron que «todo estaba en regla, tanto el seguro como las vacunas de los animales».Sin embargo, la Policía Local y la concejalía de Sanidad han confirmado a LA OPINIÓN que los dueños carecen de la licencia municipal para la tenencia de animales peligrosos. Para obtener este permiso es necesario pasar un examen médico y psicológico. Además, los animales siempre tienen que llevar bozal y correa cuando estén en público. En casa deben estar atados, salvo que vallas o muros eviten que se escapen. No obstante, el recinto donde se encontraban los animales cuenta con una alambrada de aspecto endeble con al menos un agujero en la base, que habrían hecho los perros para escapar. Además, según los vecinos afectados, los perros habían estado con anterioridad «sin correa por la calle». La Guardia Civil ya ha iniciado la investigación del suceso a instancia de la Policía Local.