Hay conceptos que se introducen poco a poco en nuestro vocabulario. Primero comienza algún erudito, y paso a paso van extendiéndose entre profesionales para terminar siendo algo imprescindible de lo que todos hablan. Es lo que ha ocurrido con la inteligencia emocional, que en la última década ha vivido su explosión. Pero, como todo en la vida, la inteligencia emocional hay que potenciarla, educarla y trabajarla.

Las iniciativas para que en los colegios e institutos se empiece a educar en las emociones crecen cada día. Por este motivo, la consejería de Educación ha seleccionado diez centros de seis municipios de la Región en los que se implantará el programa 'Educación Responsable', que será pionero en la educación en la inteligencia emocional y social y el desarrollo de la creatividad en las aulas. En el programa, en el que colabora la Fundación Botín, participarán un total de 1.760 alumnos y más de 150 docentes, que han recibido formación específica para mejorar sus competencias en el ámbito afectivo, cognitivo y social.

El programa, que se desarrolla en tres cursos, se basa en la aplicación didáctica, dentro de las áreas curriculares, de una serie de recursos de educación emocional, social y creativa. Entre ellos se encuentran actividades audiovisuales y libros infantiles y juveniles que ayuden a los escolares a identificar emociones e historias, que apoyen su crecimiento y creatividad y que fomenten valores positivos e incentiven el desarrollo de la lectura. También se utilizarán herramientas que enseñen a los alumnos a identificar y expresar emociones a través de la música o de otro tipo de artes.

¿Pero qué es la educación emocional? En esencia el objetivo es conseguir que el niño o el adolescente se conozca mejor a sí mimo para poder tener más autoestima; que aprenda a comprender a los demás; saber reconocer y expresar sus emociones e ideas; desarrollar el autocontrol; aprender a tomar decisiones responsables; y mejorar sus habilidades sociales. Hay diferentes formas de definirlo, pero un mismo propósito: que la persona desarrolle habilidades para enfrentarse a los problemas y pueda tener unas relaciones sociales sanas. «Educar en las emociones es fundamental, es el presente y el futuro», explica Begoña Iniesta, directora general de Calidad Educativa y responsable de la puesta en marcha del proyecto piloto de la consejería de Educación. La idea es seguir aumentando estas experiencias para que se enseñe a los niños también a ser conscientes de sus emociones como parte del objetivo transversal de la formación escolar.

Un equipo en cada centro

Algo más de cincuenta profesores acudieron a las jornadas de formación organizadas por la Consejería para los centros incluidos en el programa de la Fundación Botín. Ellos, a su vez, han sido transmisores a otros compañeros. Así, en cada centro se formará un equipo que estará integrado por un profesor coordinador y un grupo de docentes responsables de los recursos educativos.

El IES José Planes de Espinardo, en Murcia, forma parte del programa. Allí los profesores han decidido organizar esta educación emocional en diferentes áreas. Las clases de tutoría centran parte de las actividades, pero también la educación artística o la lengua, con lecturas y comentarios de texto. «Una cosa muy importante es enseñar a nuestros alumnos a tolerar la frustración y saber ordenar las emociones negativas. No todos, pero muchos tienen problemas con eso», explica Javier Espinosa, director del IES José Planes.

El arte es fundamental para trabajar sobre las emociones y la siguiente actividad que prepara el equipo educativo del Instituto José Planes de Espinardo está relacionada con la pintura. El día de la Paz, que se celebrará el próximo mes de enero, estará dedicado al Guernika de Picasso y a las emociones que en él se reflejan.