Tras la Guerra Civil no pudo trasladarse a Madrid para estudiar Ciencias Naturales, pero eso no fue un impedimento para seguir realizando su gran pasión. Cuando vivía y trabajaba en Escombreras, salía desde allí los domingos con su hijo, a las seis de la mañana, y se iban hasta Albacete o a Sierra Espuña en busca de mariposas (lepidópteros) y escarabajos (coleópteros). Ese entusiasmo le llevó a visitar lugares de toda España y otros como Guinea o Costa de Marfil. Ahora, a sus 91 años, Francisco González (Murcia, 1923) sigue «al pie del cañón» estudiando desde su apartamento en el centro de Murcia. Recientemente, ha donado más de 1.000 ejemplares de su colección al Museo de la Ciencia y el Agua de Murcia, al que habitualmente se desplaza andando.

¿Cuándo comenzó a recolectar mariposas?

Según mi madre, con seis años ya empecé a recoger hormigas y lombrices debajo de un naranjo. Y con 14 me llevaba las lagartijas y los saltamontes que cogía en El Palmar a casa. Pero fue en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, a los 28 años, cuando conocí al entomólogo Ramón Agenjo, y, tras hablar con él, cambié mi afición de recoger todo tipo de insectos por las mariposas.

¿Cómo las cazaba?

Cuando era niño las cogía con la mano. Les apretaba el tórax con mucho cuidado y lesionaba su sistema nervioso, de esa forma se quedaban quietas. Después, comencé a usar la manga (cazamariposas), y a colgar trampas colgantes.

¿Las atraía de alguna manera concreta?

Con las trampas colgantes usábamos una mezcla de banana y frutas tropicales con cerveza. La dejábamos fermentar unas 24 horas. ¡Eso echaba un olor nauseabundo! Pero atraía a las mariposas, que empezaban a chupetear la mezcla y se emborrachaban y se quedaban inmóviles. Después, abríamos la trampa y mirábamos si nos interesaba alguna. Las otras, cuando se les pasaba la borrachera, se marchaban.

¿Tiene alguna idea de cuántas ha cazado?

¡He hecho más de 40.000 registros! Pero siempre con un fin selectivo y ecológico, nunca como coleccionista, sino como investigador, para hacer publicaciones y divulgación.

¿Cuál es la más difícil de cazar?

La Charaxes, es muy rápida. Por eso, entre entomólogos, llamamos a esta mariposa 'El águila de África'.

¿Y su favorita?

¡Me gustan todas! Especialmente la que descubrí junto con los hermanos Lencina de Jumilla. La Danaus Chrysippus es del norte africano y emigró al sureste español. Pero la que está considerada más bonita a nivel español y europeo es la 'Graellsia isabellae'.

¿Cuándo y dónde la descubrió?

En realidad, nosotros íbamos en busca de un escarabajo de la familia Cicindelidae. Estábamos en una zona de cultivo de algodón entre Murcia y Alicante. Fue el 14 de septiembre de 1980. Tuvimos que hacer una revista y publicarla para que nadie se apoderara de nuestro descubrimiento.

¿Recuerda la primera vez que cazó una mariposa?

En la sierra del Puerto de la Cadena. Allí recogí la primera, en la finca de Torre Isabel. Entonces subía andando cuando todavía había un sendero.

¿Y la última vez?

Hace aproximadamente cuatro años. Hasta hace poco yo seguía subiendo a la sierra. ¡Pero yo sigo aquí a pie del cañón!

¿A qué lugares ha ido?

De pequeño me movía por El Palmar y por la huerta. También salíamos por Escombreras cuando vivía allí. Otros lugares a los que siempre iba eran Santomera, Revolcadores o la Sierra Salinas de Yecla. Pero he estado más de 50 años cazando, mayormente en Sierra Espuña.

¿Y fuera de España?

Una vez estuve 15 días en los Pirineos y fui a Costa de Marfil dirigiendo la Misión Científica Española. También he estado en Guinea.

¿Cuales son las mariposas más destacadas de Murcia?

La morena española (Aricia morronensis), porque es morenita y pequeñita. El duende murciano (Cupido Carswellii) , se llama así porque es muy raro. Y también tenemos la Niña de Nácar

(Polyommatus nivescens) y la Cuatro ocelos (Pseudochazara hippolyte).

¿Cuantas tenía en su casa?

He llegado a tener alrededor de 12.000 ejemplares, pero he realizado donaciones.

¿Y cuántas ha donado?

En los fondos de British Museum enviamos mariposas de Sierra Espuña para que realizaran trabajos de investigación. En Jumilla hice una donación con 6.000 ejemplares para el Museo Etnográfico Jerónimo Molina, que ahora está haciendo una remodelación, y en abril habrá una gran exposición que, quizás, será un referente a nivel nacional. Recientemente he donado alrededor de 1.000 mariposas y escarabajos al Museo de Ciencia y Agua de Murcia.

¿Le queda algún proyecto por cumplir?

Mi ilusión ahora es poner en valor la sección entomológica del Museo Etnográfico de Jumilla, y que los jóvenes lo conozcan y puedan visitarlo.

¿Cuál es su secreto para cuidarse tan bien?

¡Andar mucho! Y haber subido a la sierra durante tantos años. Mi pasión por las mariposas es lo que me mantiene con vida.