«Bonica, ¿cómo estas?». Con esta frase y una sonrisa de oreja a oreja recordaré a Ángel Galiano Meseguer, cofrade destacado de Murcia, pero, ante todo, una persona cercana, cariñosa y amante de la Semana Santa murciana. En la madrugada de ayer su corazón se paró de manera inesperada, dejando en una profunda tristeza a su mujer, sus dos hijos y su nieta, con la que en multitud de veces lo vi paseando por La Glorieta presumiendo de su condición de abuelo. «Se me cae la baba», me decía, para luego continuar la conversación enfocada a las procesiones, a cómo iba la cofradía y a la vida en general.

Porque si algo tenía Ángel era esa cercanía que provocaba sentirte amiga suya. Mi profesión hizo que hace varios años lo conociera. Por aquel entonces, don Ángel Galiano era el presidente de la cofradía del Santísimo Cristo del Amparo y María Santísima de los Dolores, cofradía de la que era fundador. Sin embargo, a base de entrevistas, conversaciones telefónicas, encuentros en diversos actos y algún que otro café, el respeto y el cariño hacia este gran cofrade hizo acto de presencia. Ángel se despedía de madrugada, a los 63 años de edad. Un infarto fulminante fue la causa.

No gozaba de una salud de hierro, pues desde hace unos años lidiaba contra unos problemas de riñón que le obligaban a recibir diálisis, algo que no lo desanimó nunca. Su trabajo y su familia rigieron su vida, una vida que no tendría sentido sin destacar su devoción por las tradiciones y, en concreto, por la Semana Santa de Murcia.

En junio de 2013, fue reelegido presidente del Amparo, cofradía de la que ha estado al frente los últimos 15 años. Durante su mandato, la cofradía que sale a las calles de la ciudad el Viernes de Dolores, la de los ´azules´, celebró su XXV aniversario, una conmemoración en la que Ángel se volcó con cariño.

Otro de los actos en los que se desvivía era el Pregón de la Inmaculada. «Bonica, quiero que seas la primera mujer en leer el pregón de la Inmaculada», me dijo ahora hace algo más de un año. No pude negarme a su propuesta, y tuve el honor de pasar a formar parte de la historia del Amparo en una ceremonia que cada año se celebra en la iglesia de San Nicolás de Bari.

El próximo 7 de diciembre tendrá lugar el pregón de este año, en esta ocasión a cargo del periodista Antonio González Barnés. Sin duda, será un día para recordar la figura de Ángel y todo lo que hizo por su querida cofradía.

Otro de los recuerdos que me unen a él fue hace también un año, con motivo de la conmemoración del 35 aniversario de la Constitución Española. En aquel acto, de manos del delegado del Gobierno, Joaquín Bascuñana, Ángel recibió la Cruz Oficial de la Orden de Isabel la Católica.

La felicidad y el orgullo se reflejaban en su cara y, así, se lo hizo saber a todos los que lo felicitamos por tal distinción. Su marcha ha dejado sin habla a muchos. Ayer, en el tanatorio de Jesús en Espinardo se podía ver un ir y venir de familiares, amigos y conocidos, quienes quisieron despedirse de Ángel.

«Una persona entregada por las tradiciones, por la Semana Santa, en definitiva, por todo lo que tuviera que ver con Murcia», así recordaba ayer a Ángel el presidente del Cabildo Superior de Cofradías de Murcia, Ramón Sánchez-Parra, quien destacó «las horas de dedicación y entrega» que tuvo hacia la cofradía del Amparo.

Pero si fundó dicha cofradía, de la que también era cabo de andas del paso del Cristo, Ángel estuvo presente en otras instituciones nazarenas como, por ejemplo, en la archicofradía de la Sangre, en el paso de la Virgen Dolorosa; o en la de los ´salzillos´, donde, hasta su jubilación, fue estante de Nuestro Padre Jesús, al igual que lo fueron su padre y su abuelo.

En el mundo cofrade nadie desconocía quien era Ángel Galiano, al igual que nadie dudaba de una de sus características personales: era «buena persona». Así lo destaca Antonio Zamora, vicepresidente del Amparo, quien ayer, emocionado, aseguraba no poder describir a Ángel con una sola palabra.

«Ha sido una buenísima persona, buena con todas las letras; nunca ha hecho nada por interés y siempre ha sido servicial con quienes tenía a su alrededor». «Es algo que me sale de dentro», explicaba Antonio a LA OPINIÓN, a quien unía una gran amistad con Ángel. Ambos han llevado durante años al Cristo del Amparo sobre sus hombros, un paso del que Antonio fue fundador. Pero, más allá de los 27 años de unión en la cofradía, Antonio se enorgullece de haber sido su amigo.

Ayer, la noticia de su fallecimiento llegó al ayuntamiento de Murcia, y el alcalde, Miguel Ángel Cámara, a pesar de no encontrarse en la ciudad, mostró su pesar a través de un comunicado de prensa. «Galiano fue un firme y decidido impulsor de la Semana Santa murciana, responsable de incontables iniciativas siempre al servicio de la ciudad, entre las que se encuentran la fundación de la propia cofradía que presidía, la celebración del Pregón de la Inmaculada y la convocatoria de numerosos proyectos solidarios».

Cámara añadió que fue una persona «entrañable, dialogante, siempre dispuesta al consenso, gran nazareno y gran padre y esposo, de espíritu emprendedor y acreedor del respeto y cariño de la gran familia nazarena, que hoy se encuentra de luto ante tan triste pérdida».

Por mi parte, solo me queda decir que la Semana Santa pierde a un gran referente y a un cofrade que no tenía otra cosa en mente que engrandecer la cofradía del Amparo y, por ende, la Semana de Pasión.

Difícil será no verlo más en la pequeña plaza de San Nicolás, el Viernes de Dolores por la tarde, supervisando que la procesión de sus amores transcurra como debe hacerlo, o no poder charlar con él en cualquier acto celebrado en la ciudad. Siempre le agradeceré que confiara en mí para informar a los murcianos sobre el Amparo, así como para ser una más en la cofradía. Hasta siempre, Ángel.

El funeral tendrá lugar esta tarde, a las cuatro menos cuarto, en el tanatorio de Jesús.