El anonimato de quienes no tienen problemas en difundir mentiras, la credulidad de muchos más que dan por cierto cualquier cosa que se publique en las redes sociales y el efecto altavoz y retroalimentador que tienen estas mismas redes sociales son la mecha perfecta para hacer prender la llama de la alarma social.

Todos estos ingredientes se dieron el martes, que casi podría decretarse como el día oficial de la psicosis entre los alumnos de la Universidad de Murcia, los bulos y las bromas pesadas y de mal gusto. Todo empezó con la noticia de que un alumno de la facultad de Veterinaria había fallecido la noche del lunes cuando se encontraba en Benidorm.

Su muerte llegaba precedida de otras dos este mes de jóvenes alumnos de la universidad por causas naturales, a la que habría que añadir la del accidente que sufrió en Sevilla una alumna erasmus en el primer fin de semana de noviembre. Un mes negro lleno de tristes coincidencias según la Policía, el instituto anatómico forense y la Universidad de Murcia, pero foco de teorías conspiratorias en las redes.

El primer bulo era ya a primera hora de la mañana viral en la red de mensajería instantánea Whatsapp: un mensaje alertaba de que «todos los que han muerto en plan súbito se conocían y se está investigando que la causa sean unas pastillas que se están colocando en la facultad de Economía que fomentan la concentración. Se llaman Rubifén».

El nombre de las pastillas -que se prescriben sobre todo para algunos niños que sufren déficit de atención e hiperactividad- estaba en unas pocas horas en boca de todos los alumnos de la Universidad y de sus profesores y cargos directivos. Estos últimos no daban crédito alguno a las informaciones, pero las redes sociales eran más fuertes que quienes intentaban imponer cordura.

A mediodía la Policía Nacional informaba, a la vista de todos los rumores, que la muerte de los dos jóvenes fallecidos por causas naturales no estaban relacionadas y no se estudiaba la presencia de ningún medicamento como causa. Y aunque no de manera oficial, sí que desde el anatómico forense se hacía llegar que los análisis de tóxicos rutinarios hechos a los jóvenes no indicaban ninguna relación entre sus muertes y un medicamento. Los datos del último fallecido aún no se conocen, pero todo indica que de igual modo el fallecimiento fue por causas naturales.

Para entonces, ya corría el rumor de otro fallecido en la facultad de Economía y Empresa, alumno de ADE. Un rumor falso. Como también lo era que un estudiante se hubiera caído y roto varios huesos en el aulario general. Una información que llegaba acompañada de una fotografía de la zona aislada hace meses por unas goteras. La psicosis de 'la muerte ronda la UMU' ya no parecía tener freno.

Por la tarde, el mensaje más comentado era un supuesto comunicado oficial de la Universidad de Murcia informando de un problema en el agua de los edificios de la Universidad y que tenía que ser investigado. Rumor que la UMU desmintió de forma oficial. A última hora de la noche corrió la voz de que otra alumna había tenido que ser atendida por una ambulancia en el Centro Social Universitario. Algunos alumnos aseguraban ya para entonces que la lista de fallecidos en las últimas semanas era de ocho. Y entre tanto, los ataques entre alumnos eran constantes en Twitter. Quienes recurrían al humor negro, recibían el reproche de algunos que lo consideraban inapropiado. A primera hora de ayer, el bulo más extendido hablaba de que la Policía estaba interrogando a alumnos por el tráfico del Rubifén.

La Universidad desmintió ayer de forma oficial todos los rumorees difundidos y pidió prudencia y responsabilidad para no crear alarma. El rector, José Orihuela, hacía un llamamiento a la tranquilidad.

Efectivamente, las redes estaban mucho más tranquilas ayer. Pero el festival de los bulos en Twitter y Whatsapp aún seguía dando que hablar.