Los autobuses que vengan a la capital de la Región desde el norte o el sur del municipio deberán parar en los dos grandes intercambiadores de transporte que se harán en la plaza Circular y en Floridablanca, tal y como establece el estudio de viabilidad de la ampliación de la línea 1 del tranvía. Esta medida afectará a 8,8 millones de viajeros al año, que son los desplazamientos que se realizan en las líneas interurbanas que gestiona la empresa Latbus (concesionaria de estos itinerarios).

Según los datos aportados por esta firma con respecto a los niveles de ocupación del 2013, esos nueve millones de viajeros anuales deberán hacer transbordo en esos dos grandes intercambiadores que se generarán y, o bien subir al tranvía (depende de a dónde quieran llegar) o bien coger otro autobús que les lleve a su destino. Esta circunstancia ha sido puesta encima de la mesa por la Plataforma Ciudadanos por el Transporte Público, que ya ha anunciado que presentará alegaciones contra «este nuevo atropello», resaltó un portavoz del movimiento vecinal a esta Redacción. También presentará alegaciones la compañía Latbus.

El plan arbitrado por la concejalía de Tráfico, que ha sido diseñado por la UTE TRN Ingeniería y Mecsa para la ampliación del tranvía, recoge que las líneas afectadas por estos transbordos son las que tienen como destino o partida las localidades de San Ginés, La Albatalía. El Palmar, Sangonera la Verde, Los Ramos, El Raal, La Alberca, Espinardo, Algezares, Rincón de Seca, Beniaján, Sangonera la Seca, Javalí Viejo, Cartagena, Ceutí, Molina de Segura, Blanca, Las Torres de Cotillas, Santomera y Alcantarilla.

La ampliación de la línea 1 del tranvía cuenta con un recorrido de dos kilómetros (la línea actual tiene 18), que partirá con doble carril, desde la plaza Circular, para atravesar la avenida de la Constitución, plaza de la Fuensanta, Gran Vía, plaza Martínez Tornel, el Puente Viejo, plaza Camachos y Alameda de Colón. A partir de la plaza González Conde, continuará con un único carril por la calle Floridablanca, plaza del Rollo, calle Industria y Paseo de Corvera. El proyecto contempla también cerrar el Puente Viejo al tráfico. El recorrido a través de la Gran Vía prevé dos carriles compatibles para la circulación del tranvía y del transporte público, todo ello a ras de superficie, al igual que sucede en Zaragoza o en Sevilla, lo que permite la convivencia entre los distintos medios de locomoción.

Asimismo, se mantienen dos carriles de circulación, uno de los cuales será una calzada compartida para el uso de la bicicleta, con lo que se permite que la Gran Vía se convierta en un eje para todo el mundo, incluyendo vehículos que tengan que acceder a garajes privados, aparcamientos públicos o comercios. El sistema de alimentación de la ampliación es el denominado APS, que alimenta al tranvía en superficie y permite prescindir de la catenaria en los dos kilómetros del trayecto, con lo que mejora el impacto visual para el entorno de la ciudad.