Las novatadas universitarias han acaparado parte de la actualidad esta semana gracias a que el Senado ha aprobado una moción para promover su erradicación en toda España. Lo que nació hace décadas como tomaduras de pelo a los recién llegados, se terminó convirtiendo con el tiempo en bromas de mal gusto que, en muchos casos, dejenera en vejaciones.

En la Universidad de Murcia la guerra abierta por acabar con estas prácticas empezó hace algo más de cinco años, siendo rector José Antonio Cobacho. La denuncia ante los tribunales de una alumna del Colegio Mayor Azarbe que se sintió vejada llevó al equipo rectoral a tomar medidas que se han mantenido en el tiempo. Ha costado, pero en la UMU ya hay tolerancia cero con las novatadas en su colegio mayor y están prohibidas en sus facultades y en el interior de sus campus.

Todavía quedan algunos alumnos que se resisten, pero deben hacerlo fuera y tener cuidado porque pueden arriesgarse a sanciones.

José Fulgencio Angosto, que fuera el primer secretario general de José Antonio Cobacho, asumió la dirección del colegio Mayor Azarbe tras el episodio de la denuncia e inició su batalla contra estas prácticas. Después de este tiempo, él sigue en la dirección del centro y las novatadas se han terminado.

«Al principio costó mucho, pero dejé clarísimo que no se toleraban las novatadas bajo ningún concepto. Ni siquiera la obligación de llamar de usted a los veteranos. No ha sido fácil, pero hoy ya puedo decir que en este colegio mayor no hay novatadas», sostiene Angosto.

Hablar de usted era solo un pequeño detalle. Los novatos tenían que sentarse en mesas aparte, los levantaban durante el primer mes de madrugada y les obligaban a estar despiertos y a beber, les duchaban en plena noche, les obligaban a hacer pruebas en las zonas comunes...

Cosas que para algunos eran simples bromas y que para otros suponían una tortura. Y lo peor, explica Angosto, «es que el que decidía no prestarse a todo eso era completamente dado de lado durante todo el curso». Después de cuatro años detensiones con los más veteranos, incluso con los que ya no están en el centro, las prácticas han desaparecido. «Puede que fuera, alguno se preste a bromas, no lo vemos todo, pero son voluntarias y el que no quiere no tiene consecuencias», explica el director del único colegio mayor de la UMU, que tiene 117 alumnos. Durante el primer mes, para asegurar que todo está en orden, incluso se dobla la seguridad del centro «por si alguien tiene alguna tentación».

Las novatadas también son cosa de las facultades, aunque bastante menos duras. No hace mucho era fácil ver a todos los alumnos de primero salir atados de clase para llevarlos a alguna explanada para superar 'pruebas'. Desde hace años el rectorado ha prohibido estas prácticas. Santiago Álvares, actual secretario general de la UMU, explicó ayer que acabar con estas novatadas es algo «que tiene que ver con la propia evolución social».

Por eso, el rectorado ha vuelto a enviar este inicio de curso un comunidado avisando a los decanos, a los alumnos, y a toda la comunidad universitaria de que esas prácticas no pueden hacerse en los recintos de la UMU. Todavía hay quien se resiste, y en los últimos años se siguen produciendo algunos episodios en los alrededores del campus e incluso se van al monte para evitar que acuda la Policía. Allí la universidad no puede hacer nada, pero sus servicios de seguridad están pendientes para evitar cualquier situación que se salga de las normas. En general,estas novatadas consisten en manchar a los novatos con huevos y harina y hacerles beber alcohol, hacer que hagan bailes...