­«Cuando cruzas el río parece que estás en otra ciudad diferente». Así piensan muchos vecinos del barrio del Infante, sobre todo, aquellos que viven en la zona conocida como las 507 viviendas sociales, tras el parque de Bomberos. Hace más de cuarenta años el Ayuntamiento levantó estos bloques de pisos para alquileres sociales.

Transcurrido un tiempo, hará unos doce años, se les dio la oportunidad a los vecinos de adquirir las casas en propiedad, opción que muchos de ellos eligieron, convencidos de que su zona iba a ser «una buena zona», comenta Ángeles Ayllón, quien recuerda que «por entonces nos prometieron, entre otras cosas, la construcción de una guardería en un solar que actualmente solo es un centro de acumulación de basura en el que aparcan coches». Esta vecina asegura que en el barrio «se van rompiendo cosas y no se reponen, lo que hace que con el paso del tiempo la cosa vaya a peor». «No hay mantenimiento de barandillas, hay zócalos partidos, bancos en mal estado€», añade.

Asimismo, señala que en muchas ocasiones la limpieza brilla por su ausencia. De hecho, explica que durante el verano tuvo que llamar al Ayuntamiento para que «hicieran el favor de venir a limpiar debajo de las ventanas de nuestras casas». «Es verdad que vienen, pero si no estamos pendientes esto estaría peor de lo que está», manifiesta. Ángeles mantiene que la situación de olvido en la que está sumida esta zona de la ciudad puede llegar a afectar, incluso, «psicológicamente». «Entristece salir a la calle y ver un barrio abandonado», afirma esta vecina.

Aun así, lo que reclaman muchos vecinos es mayor atención por parte del Consistorio, puesto que «nosotros tenemos una vida, un trabajo, y no podemos estar siempre pendiente de todo esto, más aún cuando pagamos como todo el mundo nuestros impuestos para que el barrio esté decente».

Tan solo hace falta dar un pequeño paseo por esta manzana del barrio del Infante para percatarse de la falta de limpieza. Papeles, latas y escombros de todo tipo se acumulan en un solar -el destinado para la supuesta guardería- que lo único que provoca es la aparición de ratas, cucarachas y bichos, tal y como destaca Ángeles. «Es un barrio en el que es agradable vivir, pero la dejadez de la Administración lo transforma», explica esta vecina, quien reconoce que en muchas de las reuniones de la comunidad siempre sale a relucir el mal estado de las zonas comunes.

Sea como fuere, esta vecina asegura que «desde hace cuatro años aquí no ha venido nadie a arreglar los desperfectos, por lo que es normal que todo se deteriore».