El guardia civil será siempre un pronóstico feliz para el afligido, infundiendo la confianza de que a su presentación el que se crea cercado de asesinos, se vea libre de ellos; el que tenga su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado; el que vea a su hijo arrastrado por la corriente de las aguas, lo crea salvado; y, por último, siempre debe velar por la propiedad y la seguridad de todos». El coronel jefe de la Guardia Civil, José Ortega, utilizó ayer este artículo del Reglamento de la Benemérita para felicitar a sus agentes en el día del Cuerpo.

En la plaza del Cardenal Belluga de Murcia, ante centenares de agentes, de autoridades y de ciudadanos atraídos por el desfile benemérito previo al Día de la Virgen del Pilar, Ortega congratuló a los agentes por el trabajo acometido durante este año. «Es en estos momentos donde uno se siente verdaderamente orgulloso de ser Guardia Civil, porque habéis acudido al lado de nuestros vecinos necesitados, estando fuera de servicio, con absoluta generosidad, profesionalidad y amor al prójimo». Orgulloso de pronunciar el dato, el coronel indicó que los agentes han realizado cerca de 50.000 auxilios humanitarios en Murcia a lo largo de 2012, 137 al día. Y lo han hecho en carreteras, en el mar, por el aire, en la naturaleza y en el ámbito rural. En los pequeños pueblos es precisamente donde destaca el coronel que los guardias civiles más cerca están del ciudadano. Ortega afirmó que el objetivo del Cuerpo es «la mejora de la seguridad ciudadana, especialmente en el ámbito familiar».

Para luchar contra la delincuencia, especialmente la de las redes que operan a través de las nuevas tecnologías, el coronel solicitó la colaboración ciudadana, que cada vez tiene más peso para destapar casos como la corrupción de menores.

Crítico respecto al estado de los cuarteles, el coronel advirtió que «es necesario continuar rehabilitando espacios para que no vuelvan a repetirse esas imágenes de casas cuartel casi en ruinas».

Respecto a la modernización del Cuerpo, Ortega explicó que «el Gobierno ha querido y así lo ha expresado, que la Guardia Civil siga manteniendo su naturaleza militar, su organización, su estructura y su propia entidad, su despliegue territorial y en esencia su peculiar forma de conducirse que, como es sabido por todos, le imprime carácter».

No obstante, el coronel lanzó un mensaje cargado de contenido respecto a la relación de la Benemérita con otros cuerpos: «Me interesa que quede muy claro para quienes componen esta zona, que no se tolerará cualquier conducta que pueda interferir en la coordinación y en la fluidez de la información, exigible a cualquier Institución Policial, hacia las demás».

El delegado del Gobierno, Joaquín Bascuñana, quien ofreció también un discurso, alabó la tarea cotidiana de la Guardia Civil y también su respuesta ante situaciones como las inundaciones. Los propios ciudadanos son los que «año tras año y sondeo tras sondeo, muestran su satisfacción por el trabajo de la Guardia Civil, a la que sitúan como una de las instituciones mejor valoradas del país», recordó el delegado.

Demostró el coronel su carácter, ávido de equidad y proclive a desterrar el antiguo trato diferencial entre mandos y agentes del Cuerpo, ordenando que «el nuevo estilo de mando en que debe basarse la dirección emplee altas dosis de motivación hacia los guardias, conociendo sus inquietudes y tratándolos con justicia y equidad».

Además, Ortega dedicó unas emotivas palabras a los familiares de las víctimas de las inundaciones de Puerto Lumbreras y Lorca, y destacó la labor de los agentes que trabajaron para salvar vidas el pasado 28 de septiembre. También tuvo Ortega unas palabras de cariño para los mayores del Cuerpo, que «siguen siendo lo mejor que tenemos». Como hijo de un guardia civil fallecido, el jefe de la Benemérita admitió que «personalmente me considero en deuda permanente con vosotros», los agentes retirados.

El coronel concluyó el acto pidiendo el compromiso de los agentes, antes de que se homenajeara a los caídos en un emotivo desfile.