Antonio José Rouco Yánez ha sido elegido por segunda vez decano de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia (UMU). Inicia un nuevo mandato al frente de la titulación, con la preocupación clara de mantener los logros obtenidos durante décadas ante un futuro incierto para una universidad en el punto de mira de la tijera presupuestaria.

Finaliza ahora un mandato que inició hace cuatro años ¿Qué balance hace de este primer periodo?

Siempre hay cosas que son mejorables, pero el balance global es positivo, más aún teniendo en cuenta los tiempos que corren. Hemos puesto en marcha los grados de Veterinaria y de Ciencia y Tecnología de los Alimentos y cinco másters para actualizarnos al Plan Bolonia, se han optimizado las infraestructuras y se ha puesto en marcha la Fundación de Veterinaria Clínica, entre otras muchas actuaciones.

Inicia su segundo mandato con una situación complicada para la Universidad de Murcia ¿Cómo se plantea los nuevos retos que tiene por delante?

Difícil. Se prevén unos años muy delicados para la Universidad de Murcia. El último decreto para el reequilibrio financiero abre un escenario bastante incierto. A pesar de ello, y contando con los recortes que ya se han hecho públicos y los que continuarán anunciando desde la Comunidad Autónoma, en principio haremos todo lo humanamente posible para adaptarnos al Espacio Europeo de Educación Superior. El reto más importante es mantener la Acreditación de Excelencia Europea.

¿En qué consiste esta acreditación?

Desde mediados de los años ochenta, las facultades de Veterinaria de Europa conforman la Asociación Europea de Establecimientos Veterinarios (EAEVE por sus siglas en inglés), que evalúa el grado de calidad y concede este reconocimiento a las facultades que cuentan con mejores medios. En 1996, la facultad tenía dos deficiencias para la obtención de esta acreditación. Por un lado, carecía de hospital clínico veterinario, y por otro la ratio profesor-alumno era elevada. En 2002, una vez corregidas estas deficiencias, nos concedieron la acreditación. Ahora, con los recortes a la universidad pública, puede estar en riesgo la viabilidad del hospital y de la granja, así como de algunas líneas de investigación. Además, durante el curso pasado ya perdimos a ocho profesores asociados, y este año podemos perder aún más por falta de presupuesto. Los recortes ponen en riesgo la Acreditación Europea. De hecho, de seguir con esta política de recortes, la Universidad será inviable.

¿Y cuál es el panorama que encuentran los alumnos una vez acaban la carrera?

Las salidas son las mismas de toda la vida: sanidad animal, salud pública, producción animal, controles alimentarios... Sin embargo, los decanos de Veterinaria de todas las universidades estamos preocupados porque mientras que antes prácticamente no había paro en el sector y la colocación una vez terminada la carrera era casi inmediata, ahora la aparición de nuevos centros en los que se puede estudiar la titulación hace que existan demasiados trabajadores, lo que provoca una precarización importante de los puestos de trabajo. En España hay 12 facultades de Veterinaria, frente a Francia que tiene sólo cuatro, o Alemania con cinco.

¿Cómo se percibe esta situación desde la Universidad?

No somos ajenos a lo que está pasando. Queremos mantener el estatus de calidad que hemos conseguido mediante trabajo duro y esfuerzo de muchísimas personas. Desde la comunidad universitaria en general, hacemos un llamamiento a las autoridades autonómicas para mantener la Universidad Pública de Murcia. Hay que priorizar donde se recorta, teniendo en cuenta lo que es importante mantener.

Dejando los temas académicos, estamos en mayo y comienza la preocupación de aquellos que tienen perros por la leishmaniasis ¿Cómo hay que actuar?

Hay que tener cuidado porque se trata de una zoonosis. Puede afectar a los humanos, y aunque por lo general no reviste demasiada gravedad, hay que estar alerta, sobre todo con los más débiles desde un punto de vista inmunológico. Ha aparecido una vacuna, aunque es cara. En zonas de riesgo endémico, como el levante mediterráneo, sería conveniente vacunar a los animales de compañía.