­3.052 kilómetros exactamente son los que separaban a Mamadou y Dakar, la capital senegalesa desde donde inició su penoso periplo, de Murcia. Y los 84 soñadores en busca del ´dorado europeo´ se toparon de bruces con la realidad

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­Si como se conoce, la experiencia es un grado, se podría decir de Mamadou Dia que en 2006, a sus 22 años, ya tenía el doctorado. Organizó (por falta de recursos para costeárselo) un viaje suicida hacia Europa con sus dos hermanos, en el que tuvieron que sortear las inclemencias del océano, el hambre y a la propia muerte. Ahora se dedica a ayudar a través de diversas ONG a los que hoy continúan probando suerte. Todo esto y más ha quedado reflejado en su libro, ´3.052´, que fue presentado ayer y que podemos encontrar en la librería Encuentros y en la página web del Consorcio de Entidades para la Acción Integral con Migrantes (CEPAIM).

¿Qué se cuenta en el libro y cuál es su objetivo?

El libro es la narración de mi viaje a España en cayuco. Se explica el planteamiento, la experiencia misma de esos 8 días que cambiaron mi vida. Cómo nos quedamos esperando la muerte desde el quinto día cuando se acabaron agua, comida y gasolina y otra patera nos salvó, la llegada a la Gomera... En definitiva, el sueño de una realidad inesperada. El objetivo es recaudar fondos para iniciar un proyecto humanitario en Gandiol, mi pueblo natal.

¿En qué consistirá el proyecto?

La idea inicial es crear una granja que genere empleo entre los adultos para alcanzar la meta final, que sería poner los medios para ofrecer una educación totalmente gratuita para el mayor número de niños posible. A Gandiol, al ser una zona pequeña y remota, apenas llegan recursos del Estado.

¿Hubo decepción al llegar?

Por supuesto, el 90% de la gente se decepcionó. Algunos vendían sus negocios y todos nos jugábamos la vida esperando un sueño que no siempre llega. La cara pobre de Europa no cruza la frontera, por la televisión solo nos llega lo bueno, parece que todo está al alcance de todos, pero la realidad es mucho más dura.

¿Qué aprendiste de tamaña travesía?

Ni más ni menos que el verdadero sentido de la vida. Aprendí a valorar absolutamente todo, cualquier gesto humano, sobre todo la ayuda entre las personas, que es importantísima. Espero que este libro sea una herramienta de ayuda para mis hermanos africanos.

¿Cómo son en realidad las personas que organizan este tipo de viajes?

No son mafiosos, como a veces se dice en Europa. En Senegal por lo menos no lo son. Son en su mayoría pescadores que, cuando la pesca empezó a flojear, vieron una oportunidad de hacer dinero vendiendo sus embarcaciones. Pero no engañan ni obligan, el que se va lo hace porque quiere.

¿Te resultó difícil costearlo?

Mis hermanos y yo no pagamos nada porque nos dedicamos a reclutar ´clientes´ y a organizar todo el viaje. El pago fue nuestro trabajo, pero los precios oscilaban entre 1.500 y 3.000 euros.

La solución a los males africanos... ¿En África o en el primer mundo?

El problema es que los intelectuales que vienen a Europa, por norma general, se desperdician. Los recursos están allí, tenemos que empezar a trabajar para África.