­Jornada de fiesta en Lobosillo. La pedanía situada en el corazón del campo de Murcia se vistió de gala ayer para recibir a las niñas de, entre 7 y 10 años, que compiten por hacerse con la distinción de Reina Infantil de la Huerta de este año. El motivo de este encuentro no era otro que las pequeñas pudieran darse a conocer ante el jurado, antes de que este adopte su decisión. Y, como saben, solo una será la afortunada.

La jornada fue el más vivo ejemplo de un día puramente huertano. Las pequeñas, junto a sus familiares y vecinos, pudieron disfrutar de un suculento desayuno de chocolate con bollos que, sin duda, fue el punto de partida para un día intenso y plagado de actividades. Además, la temperatura, absolutamente primaveral, invitaba a disfrutar al aire libre. Al filo del mediodía, se celebró la tradicional misa huertana, donde las niñas llevaron a cabo una ofrenda floral en la iglesia de Lobosillo. A su término, los asistentes pudieron presenciar la actuación de grupos de coros y danzas como Virgen de los Dolores, de Cartagena; la Peña Huertana La Contraparada, procedente de Javalí Nuevo, y la Peña Huertana La Capaza, de Blanca. A esto hay que sumar una muestra de coches antiguos, que conquistó a los amantes de los automóviles de época. Y, por supuesto, no podía faltar el aliciente gastronómico para completar una verdadera jornada de raíces murcianas. Caldo con pelotas o michirones fueron algunos de los apetitosos platos que se pudieron degustar en distintos puntos de esta pedanía, como las plazas de Juan Pablo II, Agustín González, plaza del Carro o la plaza del Consejo Regional Murciano. La guinda culinaria, al más puro estilo regional, fue una paella gigante de arroz y verduras, preparada cariñosamente por los lobosilleros, que hizo las delicias de mayores y pequeños.

Los vecinos de Lobosillo llevaban días gestando el mejor de los recibimientos a estas 34 niñas que se disputan el reconocimiento de Reina Infantil de la Huerta. De hecho, no solo estas simpáticas menores lucieron sus mejores galas para conquistar al jurado, sino que fueron también muchos los asistentes que no quisieron esperar a nuestro gran día para enfundarse el traje regional y disfrutar de la hospitalidad y el buen hacer de las gentes de Lobosillo, que ejercieron de perfectos anfitriones para estas pequeñas bellezas.

El objetivo, cumplido, era dar a conocer y recuperar las tradiciones y costumbres de la zona que, por un día, homenajeó, con nota, a nuestros antepasados murcianos.